Crónicas – Octubre 2004
Basta Ya denuncia que «el primer asesino de ETA» cuenta con una estatua en Bilbao
BILBAO, 8 Jun. (EUROPA PRESS) –
Basta Ya denunció hoy que «el primer asesino de ETA», Txabi Etxebarrieta, cuenta con una estatuta en la plaza Urretxindorra del barrio bilbaino de Otxarkoaga y se preguntó «cómo es posible que el Ayuntamiento permita eso».
«Paseando por Otxarkoaga, visitamos esa plaza, nos acercamos a ver el busto de Carlos Marx y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que acompañaba otro busto al del filósofo», dijeron los miembros de Basta Ya para denunciar que no reconocieron en un primer momento la imagen de la estatua que sólo va acompañada del nombre «Txabi».
Sin embargo, explicaron que, posteriormente, comprobaron que «se trataba del primer asesino de ETA, Javier Echevarrieta, alias ‘Txabi’, que murió en Tolosa el 7 de junio de 1968 después de asesinar al guardia civil José Pardines Arcay».
Tras denunciar el «agravio» que esto supone para las víctimas del terrorismo, preguntaron al PNV por su opinión sobre el busto y agregaron que «ilegalizan partidos políticos, pero mientras tanto, sus heróes presiden nuestras calles y plazas».
Historia de una estatua.
Según la hemeroteca, todo Empezó en el año 1993, cuando varios jóvenes de la Asociación del barrio PA-YA, trajeron al barrio la estatua en un principio de Lennin y Marx.
La historia de esta estatua, es que se trataba de una escultura que había pertenecido a la Embajada de la Unión Soviética de Madrid, pero que por diversas causas acabó en el pueblo madrileño de Parla. Allí tuvieron muchos problemas con el alcalde que les prohibió poner los Bustos de Lennin y Marx.
Así desde la Komparsa PA-Ya se enteraron y se pusieron de acuerdo con los habitantes de Parla para poder traer y colocar en el lugar actual las estatuas.
Según la Komparsa, con este Busto se trataba de reivindicar el carácter obrero del barrio, además de recordar a todos/as el papel del pueblo trabajador en un montón de conquistas sociales.
A lo largo de estos 11 años, los bustos de Lennin y Marx se han convertido en parte del paisaje cotidiano del barrio, y nadie o casi nadie nos hemos percatado que a lo largo de estos años, puesta habido épocas en que se han roto los cristales, otras en que no figuraban ninguna figura, y otras en la que aparece la figura de Txabi Etxebarrieta en lugar de la de Lennin.
La polémica ha surgido en los últimos tiempos, cuando el colectivo ¡BASTA YA! Ha denunciado la figura de Txabi al tratarse según ellos de un terrorista, y el agravio comparativo que suponen para las victimas del terrorismo.
Yo en todo caso, al no saber quien era el tal “Txabi Etxebarrieta”, me puse en la búsqueda de información de esta persona, para poder informar y comentar el hecho.
La verdad es que navegando por Internet he encontrado de todo, desde los que hablan de su faceta de poeta, los que hablan de ideólogo del nacionalismo, economista o lo que simplemente le tratan como un sanguinario.
Como no quiero a entrar a valorar, si he recuperado dos fragmentos de dos páginas, en la primera que el compañero y mejor amigo de Txabi, Iñaki sarasketa, comenta el famoso apartado de la polémica., y en la segunda se comenta su trágico final, y porqué para muchos Txabi merece tener una estatua como defensor de los derechos de los vascos.
“Iñaki tenía 19 años, militaba en ETA desde los 15 y dirigía la organización en Guipúzcoa. Txabi Etxebarrieta, miembro del comité ejecutivo, su mejor amigo,economista, poeta, decidido teórico de la necesidad de una lucha armada todavía sin víctimas, 23. El 7 de junio de 1968 viajaban juntos por la carretera de Madrid-Irún. Iñaki para recoger un cargamento de dinamita en Beasáin. Txabi para reunirse en el monasterio de Lazcano con Eustaquio Mendizábal, Txikia, seminarista entonces y entonces también destacado militante. Cerca de Villabona les detuvo un guardia civil que desviaba el tráfico. «Supongo -cuenta ahora Sarasketa, por primera vez con detalle- que se dio cuenta de que la matrícula era falsa. Por lo menos, sospechó. Nos pidió la documentación y dio la vuelta al coche para comprobar si coincidía con los números del motor. Txabi me dijo. ‘Si lo descubre, le mato’. ‘No hace falta, contesté yo, lo desarmamos y nos vamos’. ‘No, si lo descubre le mato’. Salimos del coche. El guardia civil nos daba la espalda, de cuclillas mirando el motor en la parte de detrás. Sin volverse empezó a hablar. ‘Esto no coincide…’. Txabi sacó la pistola y le disparó en ese momento. Cayó boca arriba. Txabi volvió a dispararle tres o cuatro tiros más en el pecho. Había tomado centraminas y quizá eso influyó. En cualquier caso fue un día aciago. Un error. Como otros muchos en estos 20 años. Era un guardia civil anónimo, un pobre chaval. No había ninguna necesidad de que aquel hombre muriera».
El guardia civil, la primera víctima de ETA, se llamaba Antonio Pardines Azcay, tenía 25 años y era gallego. De Malpica, en La Coruña. Hijo y nieto de guardias civiles. A su padre Antonio, le dijeron que su hijo «había caído en acto de servicio». «Ni sabíamos lo que era ETA entonces ¿qué íbamos a saber…? Un mes después asesinaron a Melitón Manzanas y yo pensé ‘Toño ha sido el primero, por qué no también el último’. Pero no… Fuera de mi casa no he vuelto a hablar de esto con nadie desde hace treinta años.”
Txabi Etxebarrieta , nacido en Bilbao ( murió a los 24 años) año 1968 ; Detenido en una emboscada, le sujetaron varios Guardia Civiles, le tiraron al suelo y comenzaron a golpearle. Su compañero consiguió escapar por el monte, y mientras huía escucho los disparos que acabarían con la vida del joven. De alguna forma, las movilizaciones por la muerte de Txabi Etxebarrieta en 1968 y contra el Juicio de Burgos en 1970 fueron ya la expresión política de que ETA no era sólo un núcleo de militantes, sino la punta del iceberg de un movimiento social. Pero además de esa expresión más genuinamente política, parte importante de las dinámicas culturales, juveniles y societarias de la época estuvieron atravesadas por la influencia de ETA como referente.”
Yo expongo estas dos opiniones, ahora es el momento de evaluar y valorar en su justa medida que supone la figura de Txabi Etxebarrieta, y que razones hay para tener una estatua de él en la plaza de nuestro barrio.
Kerman Oliva Barruso
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