BEGOÑA PACIN
BEGOÑA PACÍN «Me da rabia la mala fama del barrio»
Cuando se le pregunta a Begoña en qué calle de Otxarkoaga nació, contesta risueña: «En ninguna». Lo cierto es que suena un poco prehistórico decir que cuando viniste al mundo tu barrio no tenía ni calles. «Pues así es, mi madre me parió en el bloque 71, portal 80, 3º», recita orgullosa. Así que no nació en ninguna calle, pero se crió en ella. «De niños, no parábamos en casa y al llegar a la adolescencia, tampoco, porque quedaba con mi cuadrilla en el parque y arreglábamos el mundo», confiesa divertida.Por eso, cuando decidió irse de casa de sus padres y establecerse con su pareja, hace ya veinte años, no quiso marcharse. «Ni hablar. Allí vive mi madre, por allá mi hermana y en esa zona mi primo», dice mientras señala aquí y allá. Sólo se le ensombrece el rostro cuando se toca el tema de la «mala fama» del barrio. Aunque está muy acostumbrada a ver cómo la gente tuerce el morro cuando dice que vive en Otxarkoaga, no puede evitar molestarse. «Nunca he tenido sensación de inseguridad», recalca.
Para ella, los verdaderos problemas del barrio son otros: la carencia de metro y de polideportivo, la falta de pisos para que la gente joven pueda quedarse y la mejora de la accesibilidad para que los mayores no tengan que irse. «Hay mucho por hacer, pero somos peleones», comenta animada. Begoña todavía tiene mucho de la quinceañera que fue, esa que se afanaba en «arreglar el mundo» con su pandilla. De momento, junto a otros vecinos, ya ha conseguido mejorar su entorno, pues sus demandas -encauzadas a través de la Asociación de Familias- se han traducido, por ejemplo, en un plan para la instalación de ascensores. Por algo se empieza
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