Una vecina de OTXARKOAGA denuncia que encontró un escarabajo en un bote de espinacas
Isabel Muñoz había comido poco, así que a las siete de la tarde del pasado 15 de febrero le entró gazuza. «¿Si me hago una tortillita de espinacas?», pensó. Y se puso manos a la obra. Calentó el aceite, batió los huevos, sacó uno de los botes de verdura que siempre le gusta tener en casa y que había comprado a principios de enero y escurrió el agua. «Me quedó un buen tortillón, la verdad, y me fui a la sala a comerlo sentada en el sofá mientras veía la tele. Me estaba sabiendo a gloria porque tenía hambre». La espinaca es una verdura «muy fina», pero al masticar notó «algo áspero, duro», explica la mujer con detalle.
Se acercó una mano a la boca y, ante su estupor, sacó «¿una pata negra!». Entonces, corrió a ponerse las gafas -que sólo usa para leer o coser, pero no para cocinar- y comprobó que en su tortilla, entre el huevo y los tropiezos había «una cucaracha». Lo siguiente que hizo fue escupir lo que le quedaba entre los dientes e irse al baño a vomitar. «Eché hasta la primera papilla que me dio mi madre». Isabel comprobó el bote de las espinacas, de la marca Eroski, que había comprado en un supermercado del barrio de Txurdinaga, cerca de Otxarkoaga, donde vive.
Como era viernes por la tarde y ya ninguna oficina del consumidor estaría abierta, llamó al teléfono de Atención al Cliente, un 902, que aparecía en el frasco. Allí, una joven «muy amable» le explicó lo que tenía que hacer, le informaron de que iban a analizar el insecto y le anunciaron que se pondrían en contacto con ella. La mujer cogió los restos de la tortilla con el «bicho», lo envolvió en papel albal y, como le habían indicado, el sábado lo llevó al ‘súper’ donde había comprado las espinacas.
Como el lunes por la tarde aún no le habían contestado, la mujer, impaciente, llamó a la central y preguntó por el gerente. A partir de ahí intercambiaron varias llamadas hasta que el pasado miércoles, día 26 de marzo, Eroski le informó por teléfono de que ya habían analizado el insecto y de que no se trataba de una cucaracha, sino de un escarabajo, concretamente, de la especie Coleóptera Curculinoidea, «típico del producto». Es decir, un animal que crece entre las hojas de espinaca, pero que no era perjudicial para la salud, así que podía «estar tranquila». Se trataba, según le dijeron, de un caso «excepcional», pero que podía ocurrir. Al mismo tiempo, también le invitaron a pasarse por el centro comercial donde había adquirido el bote a recoger un lote de productos de alta calidad, con langostinos y otras delicias.
En manos de abogados
Ofendida, la mujer despreció el regalo y anunció que había puesto el caso «en manos de mi abogado». Isabel ha acudido a una oficina de Consumo a denunciar el suceso y tiene pensado hacerlo también en el área de Sanidad del Ayuntamiento de Bilbao. «Al día siguiente tuve que ir a una farmacia de guardia a por Primperan, un jarabe para el estómago, no podía comer ni dormir del asco que me daba. Tengo un trauma. No pienso volver a meterme verduras a la boca, y eso que tengo el colesterol alto. Hasta para comer un trozo de pan me pongo las gafas», protesta la afectada.
Por su parte, Eroski «lamenta las molestias ocasionadas a la clienta por este suceso». Después de tener conocimiento del mismo, la empresa analizó la muestra (la tortilla con el parásito) y comprobó que «se trata de un insecto propio de las espinacas que, a pesar del minucioso proceso de lavado y envasado del producto, no fue detectado». No obstante, la firma añade que «el proceso de envasado incluye una fase de esterilización», por lo que «el producto no supone ningún riesgo sanitario para el consumidor».
En opinión de Eroski, no ha habido «negligencia» por parte del fabricante ni existía «riesgo para la salud». «No obstante -admite la empresa-, comprendemos que no se trata de una situación agradable y por ello hemos ofrecido a la clienta una compensación», un lote completo de productos. Una portavoz de la marca de alimentos señaló ayer que en este caso han intentado actuar con «delicadeza, corrección y lo más rápido que hemos podido».
De momento, Isabel no ha pedido una explicación por escrito, sino que se ha conformado con la aclaración verbal, ni una muestra de la tortilla para realizar un contraanálisis. Tampoco Eroski ha recibido hasta ahora información alguna sobre una denuncia en su contra o reclamación. Pese a este sinsabor, Isabel seguirá haciendo la compra en su ‘súper’ de siempre.
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