Begoña Gil, la «candidata» discreta, es vecina del otxarkoaga
REPORTAJE DE EL PERIODICO EL CORREO
Fue algo espontáneo. Ni se lo pensaron. Acababa de finalizar un acto del PSE el pasado sábado cuando Patxi López y su esposa, Begoña Gil, se dieron un beso. Un gesto natural que fue captado por los fotógrafos. A poco más de cuatro meses de las elecciones y con una campaña que se prevé larga y tediosa, la anécdota se convirtió en noticia. A toda página. Siete días después, las peticiones de entrevista se agolpan en la sede del PSE. López ha quedado relegado a un papel secundario. Todos quieren saber quién es la mujer del candidato socialista a lehendakari, quién puede acabar viviendo en Ajuria Enea. Cosas de la política.
La concejala que durante trece años ha trabajado en el Ayuntamiento de Bilbao, convertida en estrella por un beso a su marido. En ‘candidata’ en la sombra.
Quienes la conocen bien afirman que este repentino protagonismo no va con su carácter, que su reconocida timidez -en eso coincide con su pareja- no casa con la sobreexposición a la que puede estar sometida de aquí a los comicios autonómicos. Porque a pesar de que lleva en el Consistorio vizcaíno desde 1995 -fue responsable del área de Bienestar Social-, siempre le ha gustado más permanecer en la sombra que bajo la luz de los focos, algo que para sus adversarios políticos es un «hándicap: casi nunca habla en público, apenas participa en los plenos». Sus compañeros de partido la defienden. «Pero su trabajo en comisiones o preparando temas es impagable».
Lo cierto es que esta escasa relevancia pública -y el ser muy del «aparato del partido»- son de las pocas cuestiones que para sus rivales ‘manchan’ su biografía. «Tiene una gran cabeza política», admite Antonio Basagoiti, que llegó al Ayuntamiento el mismo año que Gil. Para Ibón Areso, teniente de alcalde y miembro del PNV, «se ha labrado su posición en su partido por méritos propios, no por ser esposa de quien es».
Los halagos también llegan de quienes se han alejado de la dirección del PSE e incluso son críticos con algunas de las tesis defendidas por Patxi López. «Es una excelente persona. Es brillante, tiene un gran bagaje cultural y está muy por encima de la mediocridad que reina en la clase política», afirma Teo Uriarte, portavoz socialista en el Ayuntamiento en 1995 y hoy vinculado a la Fundación para la Libertad presidida por Nicolás Redondo Terreros.
Curiosamente, uno de los primeros cometidos de Begoña Gil en el PSE fue como asesora del ex secretario general de los socialistas vascos cuando estaba al frente de la ejecutiva de Vizcaya. Era finales de los ochenta. Con poco más de 20 años comenzaba su carrera política. Un mundo al que llegó a través de los movimientos vecinales de su barrio, Otxarkoaga, una zona obrera levantada de la nada en los sesenta para acoger a los emigrantes llegados de otras zonas de España, entre ellos, su padre, Félix, procedente de Cáceres, que falleció en accidente laboral al caer desde un tejado cuando Gil tenía 18 meses.
Sus allegados creen que esa orfandad y sus «orígenes muy humildes» la han «marcado» y dotado de un «gran afán de superación y responsabilidad». De aquellos años mantiene su cuadrilla y su vinculación con Otxarkoaga y los movimientos sociales y juveniles.
«Gran apoyo»
Licenciada en Filosofía y gran cinéfila, es «mucho más que la esposa de Patxi», pero los que rodean al matrimonio sostienen que «no se puede entender al uno sin el otro». Hasta quienes no pertenecen a su círculo más íntimo y les observan a cierta distancia, como Teo Uriarte, lo tienen claro: «Se complementan a la perfección».
La pareja se conoció a finales de los ochenta. No fue lo que se dice amor a primera vista. «Al principio me tenía un ‘paquete’ tremendo», reconoce el propio Patxi López en su ‘blog’ personal. Una página en la que el candidato socialista se sincera: «Estoy absolutamente enamorado de ella. Es la tía más guapa e inteligente que conozco. Es mi gran pasión». «Es que son como dos adolescentes. Lo del beso del otro día no es una novedad. Les da igual que haya fotógrafos o no», sostiene un miembro del PSE. La imagen que aparece en esta misma página es un buen ejemplo: fue sacada en marzo.
Queda por ver cuál será su papel durante esta campaña. La última palabra la tendrá ella, entre otras razones, porque forma parte del comité electoral del PSE. Y de manera activa. Bajo su responsabilidad está todo lo relacionado con la imagen del partido, que durante los últimos años ha sufrido una evidente modernización, y con las nuevas tecnologías. Será la propia Begoña Gil la que valore qué pasos conviene dar. Si su propia imagen sirve para añadir valor a la de su esposo o puede ser malinterpretada.
Desde el PSE son cautos. Es posible que se haga más visible de aquí a marzo, que quizá conceda alguna entrevista, «pero esto no es Estados Unidos y no creemos en las consortes. Tendrá su cometido, pero que nadie espere grandes intervenciones públicas», se recalca.
Es seguro que cuando Patxi López comparezca en enero ante el Tribunal de Justicia del País Vasco llegue de la mano de su esposa. Ya lo hizo cuando tuvo que declarar durante la instrucción. Y es que es su «gran apoyo». «¿Qué es Begoña para Patxi?». Responde un miembro del PSE: «Lo es todo
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