MINUTO DE SILENCIO
En la vida no hay premios ni castigos, sólo consecuencias, decía Robert Green. Y no se trata de una reflexión superflua. Todo lo que hacemos tiene sus consecuencias. Nadie tiene por qué estar pendiente de lo que hacemos para premiar o castigar, pero es la misma vida la que nos va marcando las consecuencias. Allí donde sembramos recogemos. Si somos capaces de limpiar algunas malas hierbas del camino, lo encontraremos limpio. Y así en nuestra vida. Y así en nuestro barrio de Otxarkoaga. Lo que hacemos es lo que al final se va a ver. Y si no hacemos nada todo quedará, por sí mismo, con hierbajos, con una impresión de deterioro. El problema está en que las instituciones deben hacer muchas cosas. Hay asociaciones en el barrio que luchan también para conseguir mejoras. Pero hay otras muchas personas que sólo miran lo que falta por hacer y no se agachan para hacer algo. A todas las personas no se nos puede pedir lo mismo, pero hay muchas cosas por hacer que pueden tener consecuencias positivas, incluso en aspectos sencillos como la mejora del portal o de la escalera. O al menos no poner trabas a lo que se quiere hacer. Pero dale que dale, ni hacer ni dejar hacer. Eso sí que es un castigo. Y las consecuencias las sufrimos en común.
Pepe
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