Personajes del barrio: Manu
Según entras a la derecha. Todos los clientes habituales del restaurante Lepanto de Bilbao saben que ésa es la ubicación del Rincón Solidario que Manu ha montado en este céntrico local. Es el nexo de unión más directo entre la capital vizcaina y Anantapur, la región de India donde la Fundación Vicente Ferrer lleva más de 40 años trabajando para mejorar la calidad de vida de los Intocables, el sector de la población más desfavorecido de ese país, fuera incluso del sistema de castas. Y es que Manu Orozco, camarero de este establecimiento hostelero desde hace trece años, es uno de los colaboradores más entusiastas de esta fundación. Sus ideas y su obstinación por recoger fondos que ayuden a financiar algunos de los proyectos que Vicente Ferrer lidera en Anantapur son inauditas. Y tiene el carisma y la entrega suficientes para contagiar de su solidaridad a los clientes que día a día pasan por allí a tomarse el café y el pintxo de media mañana.
Esta loca y maravillosa pasión estalló en las entrañas de Manu a raíz de un viaje que hizo con su mujer a Anantapur. Allí quedó impresionado, primero, por la fuerza del propio Ferrer y segundo, por la inmensa alegría y generosidad de los habitantes de esta zona de India a pesar de sus carencias y de la dureza de su día a día. "Te lo dan todo: lo poco que tienen, su risa", destaca con una sonrisa que no le cabe en la cara y con los ojos colmados de chispitas. "No conozco a nadie que haya hecho este viaje y que no haya vuelto tocado", asegura Manu, que define a Vicente Ferrer como "un crack".
Gentes, sensaciones, sentimientos, imágenes dulces y conmovedoras se agolpan en la experiencia vital de cualquiera que pasa por Anantapur. Y eso queda grabado a fuego. De todas las cosas que impresionaron a Manu en aquellas tierras destaca un proyecto de ortopedia. "Si tú vieras cómo hace un señor prótesis con tubos de PVC te quedarías pegada", cuenta con el rostro encendido. "¡Es un mago! Había niños que andaban arrastrándose y que luego podían caminar con sus piernitas nuevas", añade. Pero esto es sólo el botón de muestra de toda la labor que la Fundación Vicente Ferrer realiza allí, que incluye proyectos de educación, salud rural, sida, empoderamiento de la mujer, agricultura, regadío etc.
Este viaje fue el que desencadenó la puesta en marcha de las muchas iniciativas que Manu ha ido llevando a cabo desde detrás de la barra del Lepanto para captar fondos entre los clientes de la cafetería, eso sí, con el apoyo incondicional de su mujer, tan entregada como él en cada nueva aventura. "Ésta es una historia de los dos. Ella es mi amor, mi secretaria, ¡todo!", enfatiza.
Manu empezó con iniciativas más convencionales, como la venta de postales navideñas, y poco a poco, invadido por "una adicción pero de las buenas", fue sofisticando las campañas recaudatorias que lanzaba desde su Rincón Solidario. Así, en 2006 colocó unas huchas donde los clientes hacían sus donaciones y con lo que se financió un programa con el que se formó a 19 mujeres de Anantapur como enfermeras de Salud Rural. En 2007 puso en marcha el Proyecto Pedro Eguillor a través del cual puso a la venta en la cafetería 350 ladrillos de cartón a veinte euros cada uno para poder reunir el dinero necesario para construir una escuela para 101 niños. Logró recaudar el dinero en 13 días. En 2008 arrancó el proyecto Bilbao con Anantapur, cuyo objetivo era la construcción de diez viviendas para personas con discapacidad. En esta ocasión puso a la venta la friolera de 920 casitas de cartón a veinte euros cada una. En cinco meses logró el montante necesario. Ese mismo año viajó por segunda vez a Anantapur con un grupo de personas de la capital vizcaina, y tuvo la ocasión de conocer a las 19 enfermeras que había ayudado a formar. "Cuando las vi con su sari verde casi me da algo", asegura.
Con las mujeres de anantapur
Mosaicos y pinturas
Ahora, Manu va a poner en marcha otra iniciativa que, bajo el título Bilbao con las mujeres de Anantapur, tiene como objetivo formar a 41 mujeres de zonas rurales para el manejo de telares eléctricos. Para financiarlo ha colocado en su Rincón Solidario un enorme mosaico a base de caras diminutas de gentes de todo el mundo, que consta de 1.750 piezas que se venderán a diez euros cada una. Además, varios artistas bilbainos han donado pinturas que serán expuestas en el restaurante Lepanto y que se venderán al público con el fin de destinar los beneficios a este proyecto. Será mañana martes cuando Manu inaugure en la cafetería este mosaico así como la exposición. También han propuesto a Manu como candidato al Premio Norte-Sur que concede el Ayuntamiento de Bilbao, de modo que, si se obtiene el galardón, se destinará el dinero a este proyecto.
Y esto no parará aquí. Porque Manu es el claro ejemplo de esa máxima de Vicente Ferrer que dice: "Tengo la certeza de que ninguna acción buena se pierde en este mundo. En algún lugar quedará para siempre".
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