EL RINCON DEL RECUERDO año 1995
Amenazaron con quemar a los clientes de la Casa del Pueblo
Los encapuchados que la pasada noche del sábado al domingo atentaron contra una Casa del Pueblo en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga, amenazaron también con quemar a los clientes del local si no salían de inmediato, según explicó Eduardo Iñigo, propietario del local.
Este relató a Europa Press como, sobre las nueve de la noche del sábado, unos 20 ó 25 encapuchados se acercaron al local y una decena de ellos entraron en el mismo esgrimiendo barras de hierro, hachas, martillos, tres «cócteles molotov» y un bidón de cinco litros de gasolina.
A continuación exigieron al regente y a los clientes de la Casa del Pueblo que lo abandonaran, porque lo iban a quemar. Agregaron que en caso de que no lo hicieran «nos quemaban a nosotros también», explicó Iñigo.
«Entonces se liaron a tirar sillas, piedras y botellas incendiarias al mostrador, y a continuación vertieron un bidón de gasolina por todo el local con intención de achicharrar el local. Al principio, les planté cara y cogí un extintor para sofocar el fuego, pero como ardía, me quemé la mano», prosiguió.
Al ver que no podía hacer nada, el regente del bar salió a la calle y posteriormente acudieron al lugar la Ertzaintza, la Policía secreta y una dotación del Cuerpo de Bomberos, que logró apagar las llamas. Sin embargo, el local ha sufrido cuantiosos daños, quedando parcialmente calcinado.
José Borrell, ministro de Obras Públicas, que ayer visitó el local asaltado, pidió a los socialistas que cierren filas «contra la bestia del fascismo, vestida con ropajes muy diferentes, pero que siempre es la misma», en referencia a ETA y su entorno.
Agregó que el objetivo del Ejecutivo es «construir un país donde todo el mundo pueda opinar y nadie imponga por el terror y el fuego sus opiniones a los demás». Agregó que, «por encima de las diferencias en opinión, que son legítimas y pueden expresarse libremente en un país libre, hay que cerrar las filas contra las bestias del fascismo», apuntó.
Añadió que el fuego que destruyó la Casa del Pueblo de Otxarkoaga «iba contra todos y entre todos lo apagaremos, y evitaremos que vuelva a brotar nunca más».
Por su parte, el secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jaúregui, recordó que desde hace 15 años, cuando fue asesinado un militante socialista en Zumaya, su partido ha sufrido los atentados y asesinatos de los terroristas. «Nos tienen como sus principales enemigos porque saben que somos gente dura, que aguanta y que sabemos defender lo nuestro con gallardía, orgullo, honor y honestidad», agregó
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