RESUMEN DE LA POLÉMICA EN TXURDINAGA

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Esta semana Txurdinaga ha sido protagonista de ua polémica sobre la puesta en marcha de un centro de la Asociación Bizitegi ..

Vamos a resumir un poco toda la polémica.

Un centro para ‘sin techo’ agita el barrio de Txurdinaga

De noticias

El proyecto de apertura de un centro de día para personas sin techo en el barrio bilbaíno de Txurdinaga ha puesto en guardia a los vecinos del entorno y ha abierto de nuevo el debate que acompaña a este tipo de equipamientos sociales. La asociación Bizitegi, que en septiembre inició la reforma del local, cuenta con licencia municipal, aunque el Ayuntamiento le ha pedido que haga un esfuerzo para informar en profundidad a los residentes.
Es lo mismo que ocurrió a finales del año pasado en Particular de Iturribide con la apertura de un centro asistencial de Agiantza. Además del recelo que suelen despertar estos servicios, los vecinos se quejan de la falta de información y dicen que las obras «empezaron a escondidas» en el número 20 de la calle Fernando Jiménez, «a cien metros de un colegio y cerca de un parque infantil». El gerente de Bizitegi, Aitor Gazteluiturri, asegura que han intentado dar a conocer el proyecto con antelación. A finales de julio se pusieron en contacto «con el administrador de fincas del bloque, el presidente el Consejo de Distrito, Asier Abaunza, y el área de Acción Social».
Hasta las siete de la tarde
La licencia de obras menores para la reforma se concedió el 26 de agosto con un plazo de ejecución de seis meses. Al tratarse de un equipamiento social no requiere permiso de actividad, según explica la delegada de Urbanismo, Julia Madrazo, que recuerda que las licencias «son actos reglados». Bizitegi sostiene que el 2 de septiembre, antes de empezar las obras, instó al administrador a convocar una reunión que se celebró «un mes más tarde», la semana pasada, ya con los ánimos bastante crispados.
El centro Onartu será similar al que funciona desde hace años en Rekalde, «que se ha quedado pequeño». El de Txurdinaga tendrá 20 plazas y tratará de compaginar las necesidades básicas de las personas que están en la calle -café, ducha y lavado de ropa- con una intervención educativa para iniciar procesos de incorporación social. Funcionará de nueve de la mañana a siete de la tarde, y los vecinos se preguntan «dónde irá la gente a partir de esa hora. Se quedarán en los muchísimos parques, patios y soportales que tenemos en el barrio», auguran.
La asociación garantiza que un equipo de educadores de calle trabajará en la zona para evitar que eso ocurra, pero el eco de la preocupación vecinal ya ha llegado al Ayuntamiento. El concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, se reunió ayer con ambas partes y pidió a Bizitegi «que no se precipite» y paralice temporalmente las obras mientras informa con más detalle a los vecinos en el Consejo de Distrito. «Sabemos que la gente no quiere estos centros debajo de su casa, pero es importante hacer todo lo posible por ser transparente», afirma. También Julia Madrazo aboga por «buscar el acuerdo y quitar prejuicios». Si fuera necesario, añade, «estaríamos como partido, no como delegada de Urbanismo, en una comisión de seguimiento».

Cientos de vecinos de Txurdinaga exigen paralizar el centro para los ‘sin techo’

Cientos de vecinos de Txurdinaga se echaron ayer a la calle en protesta por el proyecto de apertura de un centro de día de baja exigencia para personas sin hogar en el número 20 de la calle Fernando Jiménez. Fue su primera movilización contra una iniciativa de la asociación Bizitegi que, en su opinión, enturbiará la convivencia del barrio al atraer a «toxicómanos, alcohólicos y ex presidiarios» a un entorno cercano a dos colegios y una zona de juegos infantiles.

De noticias

Los residentes, que han puesto carteles de protesta por todo el barrio, se concentraron a las 19.30 horas en la calle Txomin Garat, mientras el asunto se debatía en el centro cívico. Responsables de Bizitegi se reunieron con los presidentes de las comunidades más próximas al local, asociaciones de la zona y miembros de los partidos políticos. La cita fue convocada a instancias del Ayuntamiento de Bilbao para informar con detalle del proyecto Onartu, ya que los vecinos acusaron a los promotores de iniciar las obras «a escondidas».
El concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, también pidió la suspensión temporal de los trabajos para acallar la polémica, pero la reforma del local continúa. El centro contará con 20 plazas y abrirá sus puertas de nueve de la mañana a siete de la tarde a personas que por falta de recursos económicos, desarraigo, alcoholismo, toxicomanías u otras causas se ha quedado en la calle. A partir de las prestaciones más básicas -café, ducha y lavadora-, los educadores quieren «posibilitar el inicio de procesos de incorporación social».
«Aquí no está en cuestión el proyecto de Bizitegi ni la labor que realiza», aseguró una de las representantes vecinales durante la reunión. A su juicio, la asociación «no ha elegido la ubicación adecuada» para este local, una zona «con muchos recovecos, parques y soportales» donde temen que los usuarios del centro se queden merodeando a partir de las siete. «No nos pueden tachar de insolidarios porque en este barrio ya hay sobrecarga de actividades sociales», añadió. Entre otras, mencionó pisos de acogida para enfermos mentales crónicos y centros de formación y ayudas sociales y técnicas para colectivos desfavorecidos. Por ello, pidió al Ayuntamiento que paralice las obras -que disponen de la correspondiente licencia- y que no conceda subvenciones a este programa.
Los responsables de Bizitegi aclararon que cuentan con aportaciones del Gobierno vasco y de una fundación. «El resto lo ponemos nosotros. En el Ayuntamiento nadie nos dijo que este lugar no era el adecuado, pero tenemos la impresión de que en cualquier sitio al que fuéramos nos pasaría lo mismo», respondieron. Fuera, les esperaban para despedirles «con una pitada». «Tenemos el barrio decente y ahora puede cambiar todo, no sabes lo que te vas a encontrar», lamentaba una vecina. «Mira cómo en la Gran Vía les han quitado enseguida las canastas de baloncesto porque hacían ruido. Esto es mucho más duro».

La doctrina del Supremo sobre los colegios

Uno de los argumentos más repetidos por los vecinos de Txurdinaga que se oponen al centro de Bizitegi es la proximidad del local elegido a dos centros escolares: el Colegio Público Infantil Txurdinaga, donde estudian 517 niños de dos a once años, y el Pío Baroja, que cuenta con 293 alumnos.
No es la primera vez que se plantea esta objeción. En Madrid el debate ha llegado incluso al Tribunal Supremo, como reflejan tres sentencias que estos días ha consultado el grupo municipal del PP. Las tres se refieren a la instalación de centros de tratamiento de toxicómanos en las inmediaciones de centros escolares, y son las asociaciones de padres las que han recurrido los acuerdos del Ayuntamiento de Madrid.
El Supremo ha dado la razón a las familias. Sin poner en duda que los drogadictos «han de recibir el tratamiento adecuado, con todos los derechos que les otorga la Constitución», sostiene que «ante la posible influencia» que puedan ejercer en los escolares «han de prevalecer siempre los derechos de estos últimos», más aún si el colegio «ya está en funcionamiento» cuando se planifica el equipamiento asistencial

El Ayuntamiento pide a Bizitegi que renuncie al centro social de Txurdinaga

El concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, ha pedido a la asociación Bizitegi que renuncie a abrir un centro de día para personas sin hogar en el número 20 de la calle Fernando Jiménez, dentro del barrio bilbaíno de Txurdinaga. En su opinión, no se ha elegido la ubicación idónea para este servicio «y tampoco es el momento adecuado para abrir este tipo de equipamientos en Bilbao», ya que el Gobierno vasco está preparando un mapa de recursos sociales en toda la comunidad autónoma.
La protesta de los vecinos, que el jueves se echaron a la calle, ha calado en los grupos políticos, que ven la necesidad de regular la instalación de equipamientos sociales para evitar que la controversia se repita en distintos lugares. Ocurrió a finales del año pasado con Agiantza en la calle Particular de Iturribide, en este caso por un centro nocturno. Para Barkala, son casos diferentes porque en el de Agiantza «hay más filtros y obligaciones» para seleccionar a los usuarios, mientras que el de Txurdinaga está catalogado como de baja exigencia.
En cualquier caso, la polémica ya está lanzada. Bizitegi tiene el permiso en regla para acometer las obras y, con la normativa actual, no necesita permiso de actividad. «Si este no es el emplazamiento adecuado tampoco lo sería en junio, cuando planteamos la idea al Ayuntamiento y al Consejo de Distrito», afirma el gerente, Aitor Gazteluiturri. «Nos parece que el criterio de la presión vecinal puede no ser suficiente» para frenar un proyecto «necesario para la ciudad, algo que reconoce todo el mundo».
Todos los partidos han elogiado la labor de Bizitegi, que entre otros servicios gestiona el albergue invernal del Ayuntamiento. Sin embargo, cuestionan la ubicación elegida y la comunicación con los vecinos. «El proceso no ha sido suficientemente claro y transparente», lamenta el socialista Goyo Zurro. «Empezaron a moverse en junio y nosotros nos enteramos el 2 de octubre». En su opinión, «los vecinos de Otxarkoaga y Txurdinaga ya han demostrado su solidaridad. Hay una saturación de recursos sociales en toda la zona y el Ayuntamiento tiene la responsabilidad de planificar la ciudad».
La portavoz del PP, Cristina Ruiz, coincide en que el Consistorio «no puede adoptar una actitud de espectador, que se dedica a hacer papeles pero nada más». El PP ya pidió el pasado mes de marzo, a raíz de la polémica de Agiantza, que se regularan los centros asistenciales, aunque la moción decayó y el equipo de gobierno sacó adelante una enmienda que sólo abogaba por la «transparencia y la información a los vecinos». La portavoz de Ezker Batua, Julia Madrazo, cree que el mapa de recursos que está preparando el Gobierno vasco debe incluir un análisis por distritos y es una buena oportunidad «para evaluar el impacto comunitario de estas instalaciones, algo que en Europa está muy desarrollado».