NOTICIA EN «EL CORREO» SOBRE BIZITEGI»
Bizitegi y el Ayuntamiento pactan una salida al conflicto de Txurdinaga
La polémica se aleja del barrio bilbaíno de Txurdinaga después de tres meses de protestas en la calle y reuniones que acababan en desencuentro. El centro de día que estaba en el punto de mira de todos, dedicado a atender a personas sin hogar, no llegará a abrir sus puertas si se cumplen las condiciones que ayer pactó el Ayuntamiento con la asociación Bizitegi. La agrupación está dispuesta a renunciar siempre que se garantice un refuerzo de la asistencia a los 'sin techo' y un uso social para el local de la calle Fernando Jiménez que está en plena reforma.
Las obras están casi terminadas, a falta de quince días, y Bizitegi tiene los permisos necesarios para abrir. Pero sobre el proyecto Onartu pesa la losa del rechazo vecinal y de todos los grupos políticos municipales, que consideran que la ubicación elegida, en unos soportales y cerca de dos colegios, no es adecuada para un centro de estas características, al que acudirían personas con alcoholismo y otras adicciones.
La reunión de ayer partía de posturas encontradas, firmes y recogidas en diversos escritos. Al acuerdo plenario alcanzado a finales de noviembre, la red de lucha contra la pobreza y la exclusión social respondió con un comunicado de apoyo a Bizitegi en el que criticaba la actitud del Ayuntamiento, que a su juicio «se dejó llevar por la presión ciudadana».
Representantes de estas asociaciones y de otras redes sociales participaron en el encuentro junto al concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, y los responsables de Bizitegi. Todos eran conscientes de la necesidad de buscar una salida y la encontraron en un documento de cinco puntos, todavía un borrador, lleno de matices. Como primer paso, el Ayuntamiento va a reforzar la atención a la gente sin hogar con los recursos ya existentes, ampliando los horarios para que tengan un sitio adonde acudir a lo largo del día. «En mi opinión ya lo tienen, pero podemos introducir pequeñas mejoras», afirma Ricardo Barkala.
Para evitar nuevos casos
El principio de acuerdo que se ha alcanzado va más allá. Se formará una «mesa técnica» con representantes del Ayuntamiento, la Diputación y las redes sociales para estudiar en detalle las necesidades de las personas que viven en la calle y los servicios que las instituciones deben ofrecerles. El grupo de trabajo se constituirá a principios de febrero y deberá presentar sus conclusiones «en un plazo máximo de cinco meses» con una propuesta concreta, recalca el gerente de Bizitegi, Aitor Gazteluiturri.
La asociación tendrá una actitud «vigilante» y estará pendiente del cumplimiento de todas estas condiciones. Una de las que consideran más importantes es la garantía de que el local de Fernando Jiménez tenga un uso social, aún por definir, y no se dedicará a cualquier otro tipo de actividad. Quieren evitar que se traslade a la sociedad el mensaje de que el rechazo vecinal puede recortar la oferta de servicios para los desfavorecidos.
Barkala también se muestra rotundo. «Yo parto de la base de que el centro Onartu no se va a abrir en Txurdinaga. Si no, no juego», advierte. Bizitegi seguirá prestando este servicio en Rekalde, donde lleva diez años funcionando sin problemas con los vecinos. Cubre necesidades básicas de los usuarios -café caliente, ducha y lavandería-, mientras intenta desarrollar con ellos procesos de integración social.
Su intención con el traslado era aumentar las dimensiones y el número de plazas, un objetivo que ahora queda aparcado aunque las obras se acabarán. El conflicto está en vías de solución pero dejará huella en el Ayuntamiento, que no está dispuesto a vivir episodios similares en distintos barrios de Bilbao. Se va a elaborar un protocolo de actuación para la instalación de servicios sociales de forma que la idoneidad de una u otra ubicación se mida con criterios objetivos, más allá del rechazo que suelen despertar entre los ciudadanos. Para ello se tomará como base un mapa de recursos de toda la ciudad, distrito por distrito.
Este compromiso también figura en el preacuerdo alcanzado ayer. Todos estos puntos se plasmarán en un documento que la semana que viene se enviará a los grupos políticos. Los partidos se han mostrado unánimes en el reconocimiento a la labor que desarrolla Bizitegi -que gestiona el albergue de Mazarredo, entre otros servicios municipales- y en su rechazo a la ubicación del centro Onartu en el número 20 de la calle Fernando Jiménez.
Se impone la cordura por fin.