BAUTIZO
Bautizo cagao
que a mí no m'an dao
si cojo al chiquillo
lo tiro al tejao
¿Os acordáis? Hablamos de cuando bautizar era bastante obligatorio.
No era una fiesta privada. Bautizar se convertía en una fiesta para todo el bloque como mínimo.
Se trataba de acompañar a la familia hasta la iglesia. Asistir a la ceremonia (los mayores) y esperar a la salida, que era cuando la fiesta se compartía de verdad. En ese momento el padrino lanzaba al aire caramelos y alguna monedilla (por el tamaño y por el valor). Este ritual del lanzamiento se repetía desde la iglesia hasta el domicilio del recién bautizado. El paseo se acompañaba del soniquete-cántico que abre este artículo.
Los bautizos se celebraban los domingos por la tarde (la gran mayoría) y había auténticos profesionales que se apostaban en las proximidades de la iglesia a esperar el bautizo del día.
El padrino soportaba una fuerte presión por parte de los asistentes ya que si no respondía a las expectativas era "cantado" con un ¡padrino roñoso! que le seguía durante todo el recorrido.
O tempora, o mores!
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