EL MALTRATO ESCOLAR
Ha aparecido el informe 2009 del Gobierno Vasco sobre el maltrato en la escuela y dice que el número de víctimas crece hasta llegar al 12% en la ESO.
Si miramos los datos con un poco más de detenimiento, nos encontramos con algo que los educadores ya sabemos bastante bien; se trata fundamentalmente de insultos y de exclusiones, incluyendo las autoexclusiones de quienes se sienten una y otra vez insultados, vejados.
El sufrimiento de uno solo de los maltratados (si conocemos de cerca algún caso será más fácil admitirlo) basta para que no bajemos la guardia ni un solo momento. “Siempre ha sido así”, “no es para tanto”, “ellos mismos se lo buscan”, o “que espabilen”, no son buenas respuestas. Al contrario, nos sitúa de parte de los maltratadores.
Pero, sin obviar la gravedad del tema, hay dos reflexiones que me gusta hacer a este respecto:
Por una parte, debemos ser conscientes de que los adolescentes siempre se las arreglan para crear espacios (mundos) a los que los adultos nunca vamos a llegar… directamente. Erradicar el maltrato sólo lo lograremos educando en otro espacio, porque mientras exista un solo maltratador, él buscará el espacio al que no llegaremos. Si trabajamos la autoestima del maltratado posiblemente estemos en el buen camino.
Por otra parte, y una vez más, no estamos más que ante uno de los reflejos de la sociedad que entre todos estamos haciendo. Trasformar esa sociedad haciéndola más igualitaria será la raíz del fin de cualquier maltrato.
Y, los que nos decimos educadores, ¿no maltratamos a los que nos acompañan en el trabajo de la educación, a nuestras parejas, a nuestros hijos, amiguetes, a los que trabajan en los servicios que usamos,…? Debemos ser valientes para analizar todas nuestras responsabilidades.
Que esto no nos haga sentirnos de ninguna manera los verdugos. Estamos haciendo muchas cosas bien. Somos uno de los colectivos más implicados en la creación de esa sociedad igualitaria.
Pero, hoy tocaba hablar del maltrato.
Últimos comentarios