TRES GRANDES ARMARIOS
¿Me estoy "perdiendo?" Un día escribí en este blog sobre la dispersión. ¿La estoy padeciendo de tal manera que en cualquier momento acabaré por decidir que ya no se de qué va esto? Lo que iba a darle consistencia, lo que iba a ser lo central del blog, era la educación. Y, la educación aquí, en Otxarkoaga, en esta escuela concreta. Quizá sea bueno volver sobre el principio. Estamos en tiempos de hacer una evaluación inicial y quizás interese volver al esquema primigenio. En este "negocio" estamos el alumno – yo – el tiempo-lugar. El alumno es un individuo y forma parte de varios grupos: su familia, su cuadrilla, su club, … t el más específico de su clase. Yo también soy un individuo con mi edad, mi sexo, mi posición social, mis ideas y formo parte de varios grupos: familia, cuadrilla, club,… y el más específico del claustro de profesores. Yo no puedo prescindir de todo esto a la hora de ser educador. Mis alumnos no dejan sus grupos para ser educandos. Y ninguno de nosotros puede dejar escapar lo que pasa a su alrededor. Cada vez que se mueve uno de los tres pivotes, se mueve el todo. Cada vez que se mueve lo que toca a los pivotes, se mueve el pivote. Y no podemos andar analizando cada movimiento como si fuera preciso contabilizar todos y cada uno de los desplazamientos que provoca. No tendría fin. Nos envolvería como una tela de araña y acabaría inmovilizándonos. Volver, cada cierto tiempo al primer "esquema" es interesante, si nos ayuda a ordenar un poco la dispersión cotidiana. Sólo entonces. Tenemos una enorme habitación con tres grandes armarios, cada uno de los cuales tiene varias baldas. Intentemos colocar cada cosa en su sitio y ello facilitará que podamos ver con claridad.
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