Lo prometido: los tocapelotas
El tocapelotas siempre lleva la reunión preparada, más preparada que los demás. O así quiere hacérnoslo creer.
El tocapelotas con la reunión preparada juega con desventaja si se “tropieza” con alguien un poquito “inteligente” y despiadado. Pero, él es más machacón, más pensamiento único y/o más fuerte.
El tocapelotas suele ser hombre, pero, a veces, la tocapelotas es mujer.
El tocapelotas suele buscar el último turno de palabra. Así su palabra es siempre la última, la definitiva y se puede marchar con la sensación del deber cumplido y de haber contribuido generosamente a la aclaración de las mentes menos clarividentes.
El tocapelotas no sabe nunca de la resistencia de los oídos ajenos a escuchar las últimas palabras, aquellas que se lleva el viento porque ya han abierto la puerta y hay corriente.
El tocapelotas no termina nunca la reunión cuando lo hacen los demás. Para él puede durar una semana más, un mes o incluso un trimestre, si hiciera falta.
El tocapelotas se define como tal porque siempre acaba embarcando a los demás en un trabajo inservible, inútil, desagradable, inapropiado para los “pelotastocados”, pero que él sabe muy bien que hay que hacer.
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