«Regalos» comprometedores

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Todos queremos trabajar a gusto (en la medida en que sea posible destruir una paradoja). Pero, trabajar a gusto no es importante sólo (todavía con acento) para el trabajador. Cualquier “empresario” sabe que ello aumenta la productividad del trabajador, su implicación, su dedicación,… Vamos que trabajando a gusto ganamos todos.
Y de esto va la conciliación en las empresas. No de regalos. No de que, de repente, aparece un empresario generoso, caritativo, paternalista,…etc. Con la conciliación ganamos todos.
Por ende, sin ella, perdemos todos. Espero que Equilia me permita reproducir aquí un par de párrafos de su web (gracias Judith, gracias Arrate)

El éxito de las organizaciones depende cada vez más de la calidad y del desempeño de las personas en su seno. En la medida en que las organizaciones sepan optimizar la gestión de sus personas, serán más competitivas en un entorno económico y social cada vez más complejo. […]
Los beneficios de la conciliación son múltiples tanto para las empresas como para los/las empleados/as:

o Mayor motivación, compromiso, productividad/rentabilidad, atracción y retención del talento.
o Reducción de costes, del estrés, de bajas, de rotación, de conflictos.
o Mejora de la imagen corporativa, de liderazgo, de comunicación, de clima laboral, de responsabilidad.

Dicho esto, debemos comprender que cualquier proceso de conciliación compromete a ambas partes. Que las medidas que se “pacten” no son papel que se pueda romper en cualquier momento sin que ello conlleve la ruptura y, por tanto la desaparición (o al menos un fuerte retroceso en el camino) de dicho proceso.
Ya se que en último término es un “regalo” de la dirección. Como mi vida fue, en último término, un regalo de mi madre. En su origen. Pero, el desarrollo posterior de nuestras relaciones, la marcha cotidiana de la vida familiar dependió en gran manera de su compromiso con las normas que entre ambos fuimos marcando. Cuando yo ya era mayor y ella quería ser arbitraria en sus decisiones no encontraba mi colaboración, ni mi presencia.
Es un ejemplo, claro. Cada uno que aplique lo aplicable.

Además, ayer estuve en el Bellas Artes de Bilbao. Ya se que muchos de vosotros habéis visto la exposición de Lazkano. Os invito a volver a verla. Merece la pena. Los miércoles es gratis la entrada.
 

Andrés López

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