Los ‘agentes dobles’ de Garellano
Quieren ser investigadores de atracos, miembros de la Policía Científica, agentes de Tráfico o de la Unidad Canina, pero de momento, el lunes saldrán a la calle como patrulleros, el auténtico pilar de la Policía Municipal de Bilbao. Son los ocho nuevos agentes que han terminado su formación antes que los 26 alumnos restantes de la última promoción, debido a que ya eran policías en otros cuerpos locales vascos o en la Ertzaintza. Sus compañeros no se licenciarán hasta la próxima primavera.
Estos 'agentes dobles' estrenarán el uniforme pasado mañana y lo harán «con ganas». Se sienten «preparados» y agradecen el «respaldo» de sus mandos ante alguna actuación comprometida. Destinados en las cuatro comisarías: la central de Garellano, Otxarkoaga, Cantera y Ayuntamiento, llevarán un arma y una emisora Tetra cada uno e irán acompañados por un veterano. «Dejaos llevar por el compañero, pero hasta cierto punto, es bueno que tengáis iniciativa», les aconseja el director de la Policía Municipal, Manu Zarragoitia, en su última charla antes de que salgan a patrullar.
Jóvenes vizcaínos de entre 23 y 34 años, la mayoría con titulación académica media, proceden de las policías de Sestao, Barakaldo, Leioa, Oñati, Abanto y Zierbena y Etxebarri, y de la Ertzaintza. Entre ellos hay una mujer, Silvia, que se siente «como uno más». «Antes no se daba este fenómeno, pero en los últimos años cada vez son más los policías de otros cuerpos que vienen a Bilbao atraídos por su nombre y prestigio», se enorgullece Zarragoitia. Es de las pocas policías municipales que cuenta con unidades especiales: de drogas, atracos y Policía Científica.
Decidieron opositar por segunda vez para prosperar «profesionalmente» y por la «variedad» de trabajos que pueden desarrollar. «Bilbao es una policía de referencia a nivel estatal y europeo, y el mejor destino jerárquicamente». Lider, de Mungia, está convencido de que «todos los policías locales de Vizcaya que aspiran a mejorar en su trabajo, quieren venir a Bilbao». Los destinados en localidades guipuzcoanas, buscaban la «cercanía» a sus domicilios, como Silvia o Gaizka, de Oñati. En ningún caso, el motivo de su traslado fue «económico». «Yo pierdo dinero viniendo a Bilbao», confiesa Juanjo, que proviene de la Policía local de Leioa.
En el «curso comprimido» que han recibido desde principios de noviembre han disfrutado del «Derecho Penal», y se han topado con el «hueso» de la clase de mecanografía, que además «era después de comer, de cuatro a seis». Han recibido formación «específica» de Bilbao, sobre Ordenanzas Municipales, Tráfico, y también de Resolución de Conflictos -que imparten dos psicólogas-, conocen como la palma de su mano el callejero y tienen claro «cómo se hacen las cosas aquí». También les han hablado sobre violencia de género o menores. Hasta ahora, en Arkaute habían aprendido pautas «más generales».
Sus profesores eran mandos de la Policía de Bilbao, oficiales, agentes primeros y un subdirector, entre ellos, con los que en el futuro próximo trabajarán en la calle. «No sólo les transmiten la parte teórica, sino también sus vivencias en la calle», explica Manu Zarragoitia.
«Servicio al ciudadano»
«En la calle te piden respuestas y a mí me ha pasado que no sabía dárselas», admite Jon. La formación les dará seguridad en la calle. También se les enseña «a cachear, garantizar la seguridad del perímetro y dar cobertura al compañero», prácticas en la galería de tiro o a hacer sonometrías.
Se sienten «preparados» para enfrentarse a delincuentes cada vez más violentos y armados. Cuentan con el «respaldo» de otras patrullas y de compañeros con «más experiencia». «Si no, siempre tenéis la emisora para llamar a la base, donde habrá un mando que os va a responder», aconseja Zarragoitia, que lleva tres años al timón de la Policía Municipal. «Es un reto personal, sería más cómodo estar en la Policía de un pueblo», defiende el director. «Suerte y, recordar siempre, estáis para dar servicio al ciudadano».
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