POR FIN VACACIONES
Se acabó. O casi. Antes de desearos todo lo que se desea en estas fiestas, hago una pequeña recopilación de “sucesos”. Os cuento que me he retirado del taller de escritura al que asistía con toda puntualidad una vez a la semana y del que iba dejando noticias aquí. No estaba disfrutando de él y ya no estoy en tiempos de sufrimientos baldíos. Creo que he estado por última vez en el PIN. Y, como voy yo, resultó muy agradable: charla amistosa con varios profes tomando un café. (¡Qué conste que ni un solo alumno se nos despistó!). Un tema muy interesante: el cansancio sicológico del educador (y su consiguiente jubilación). No se si la palabra “cansancio” es la adecuada, pero realmente a medida que uno se hace mayor (sigamos usando el eufemismo) a los chavales se les ve más lejos y uno tiene menos ganas-fuerzas de hacer el camino que lleva hasta ellos. Bueno, la próxima vez que vaya (al PIN) espero hacerlo con los nietos (así que hay tiempo para descansar). Porque, decía ayer un personaje en una peli, “los nietos son el regalo que Dios nos hace por no haber matado a los hijos”. Ya sólo queda la fiesta de Navidad y la “parafernalia” de esta tarde de miércoles. Luego… Pues para luego (y sigo citando a otros: esta vez lo he visto en un bar de Santutxu) os deseo a cada uno el doble de todo lo que me deseais vosotros a mí. Antes de marchar, os dejo un último cuento Hasta el año que viene
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