EN CONTRA DE LOS BANCOS DEL TIEMPO
Dicen (las malas lenguas) que estoy vago, que qué me pasa,… Pues, no, no estoy nada vago. Lo que ocurre es que llevo una temporadita en la no encuentro ese momento tranquilo en el que dejar a la inspiración coger mi procesador de textos. Y, además, tengo la “parte escritora” de mi cerebro dividida en dos temas: el blog y la columnita desde los 60 (que sabéis que escribo para la revista de la Escuela). Al grano. ¡Qué interesantes se vuelven las reuniones de profesores cuando parece que alguien ha dado recreo a nuestra lengua y a nuestro cerebro para hablar –con pasión, con calor, atropelladamente, sin matices… charla de café – de las cosas importantes! Ya se que hay quien dice que entonces no tenemos tiempo para lo urgente. Pero lo urgente siempre abunda más que el tiempo. ¿Para qué tienen el tiempo los que, “ricos en tiempo”, no lo pierden? El tiempo, como el amor, la amistad, la alegría, el buen rollo,… es para gastarlo, no para guardarlo. En la reunión de la ESO de ayer tarde dos grandes temas sobre la mesa: el respeto-control a la intimidad de los alumnos (en sus escritos) y la utilización de Internet (facebook, twitter, Messenger, youtube,…) en nuestra aula de informática. Creo que todos hubiéramos estado de acuerdo en la “bondad” del uso de wikipedia. Así que no se trataba ni de Internet, ni del ordenador,… YA. Hemos dado un paso adelante. Se trataba de las redes sociales (allí sí que se pierde el tiempo, se practica el cyber-bulling, se potencia la mentira,…) ¿Se trataba de esas zonas oscuras que aún no dominamos (y por eso son oscuras) y que, por tanto, nos dan un poco de reparo, si no de miedo? Sólo es una pregunta. Nada más. Respecto a si podemos-debemos leer lo que nuestros alumnos escriben (virtual o físicamente, en un procesador de textos, o en un papel) sin su permiso, siempre lo he tenido muy claro. NO. Pero, estoy dispuesto a revisarlo. Y sólo digo que esa es mi convicción moral (la mía) desde la que trato de educar. Esta tarde voy al teatro. He terminado de leer “El camino del encuentro” de Jorge Bucal y “El policía que ríe de Maj Sjöwall & Per Wahlöö. Cualquiera de las dos lecturas no será una “pérdida de tiempo”. Si no llego antes, buen finde.
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