LA SUERTE DE UNOS
Por suerte estamos en Europa. Y es que desde la última Gran Guerra han muerto en el mundo alrededor de treinta millones de personas, un noventa por ciento de ellas gracias a las armas ligeras. Cada año se producen en cincuenta y dos países diferentes casi ocho millones de armas ligeras en el mundo, llegando en la actualidad a los seiscientos millones de armas, casi una por cada diez habitantes. Estados Unidos y Europa producen entre los dos, tres cuartas partes del total y se desconoce a dónde va el ochenta por ciento de las armas producidas anualmente.
La mitad de las armas que hay ahora en el mundo están empuñadas por civiles. No hace falta preparación especial para disparar un arma, lo puede hacer hasta un niño. Son baratas y fáciles de mantener. El kalashnikov, del cual se han producido más de cien millones de unidades, se puede disparar lleno de arena y es el protagonista de la mayoría de conflictos armados del mundo siendo utilizada por más de sesenta países. Aparece en banderas de diferentes países africanos como el símbolo de la liberación del pueblo.
El ánimo de aniquilación global es tal, que al año se fabrican más de quince mil millones de proyectiles de arma corta, lo que llegaría a dos balas para cada habitante del planeta, por lo menos. La mayoría de estas armas se encuentran en Asia, África y América. Por suerte vivimos en Europa.
España vendió en África en el año dos mil cuatro cerca de cuarenta millones de cartuchos en concepto de munición de caza, son muchos ñus. Desde ese año, hasta hoy, las exportaciones de material de defensa han aumentado un 232%. Defensa, de los que están en el gobierno de países en paz y muy respetuosos con los derechos humanos, como Arabia Saudí, Turquía, Israel, Sri Lanka, India, Pakistán, Marruecos, Angola, Burkina Faso… Por cierto en dos mil cuatro Zapatero se hizo presidente. Menos mal que no le gusta la guerra y sacó las tropas de Irak.
Mientras estos países se gastan el dinero en armas, los porcentajes de gasto en educación y sanidad se reducen. La esperanza de vida baja, el analfabetismo aumenta y la esperanza en la vida de estos pueblos desaparece.
Llenamos de mierda sus casas y vienen a limpiar las nuestras. Que menos que limpien bien.
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