Azkuna da al PNV un triunfo histórico en Bilbao y el PSE se desploma
Iñaki Azkuna reinará en Bilbao los próximos cuatro años tras lograr una victoria histórica: quince concejales que le otorgan la mayoría absoluta y rompen el techo electoral del PNV en la capital vizcaína. Desde 1979, los jeltzales nunca habían conseguido, ni en solitario ni en coalición con EA, más de trece ediles, lo que les obligaba a buscar apoyos pese a mantener la hegemonía. En su cuarto mandato, Azkuna será el primer alcalde de la democracia que tendrá las manos libres para sacar adelante sus proyectos. Los votantes han premiado su papel en la transformación de la ciudad y los mensajes de rigor y austeridad que ha repetido a lo largo de toda la campaña.
Aunque la estrategia del PNV ha consistido en reunir al alcalde y al diputado general para escenificar la alianza «Bilbao-Bizkaia» como garantía de estabilidad, lo cierto es que Azkuna ha vuelto a marcar la diferencia. Los ciudadanos le han dado su confianza con 74.302 votos, un 44% del total. Supera por tanto en seis puntos y casi 11.000 sufragios los resultados del PNV en las elecciones forales dentro de la circunscripción de Bilbao. Acostumbrado a pescar votos en otros caladeros, su tirón personal ha atraído a simpatizantes socialistas y populares.
Ayer votó más gente que hace cuatro años y la abstención bajó del 42,9% al 38,8%. El PNV es el único partido que gana apoyos -casi 10.000 papeletas más que en 2007- frente al descalabro de los socialistas, que pasan de siete a cuatro concejales, y el paso atrás del PP, que pierde un representante y se queda con seis. Bildu irrumpe con fuerza y sentará en el salón de plenos a cuatro ediles. Los mismos que tenía Euskal Herritarrok en 1999, la última convocatoria a la que se presentó la izquierda abertzale.
EB desaparece
Fue también hace doce años cuando Azkuna salió elegido alcalde por primera vez en un escenario muy distinto. Logró nueve concejales en coalición con EA -la mayoría absoluta en Bilbao, con 29 ediles, está en quince- y no pudo aprobar un presupuesto en todo el mandato. En 2003 y 2007 mejoró notablemente sus resultados al llegar a trece y encontró el apoyo que necesitaba en Ezker Batua, una cómoda alianza que a la formación de izquierdas le ha salido cara. Ayer desapareció del mapa político al estancarse en el 3,3% de los votos.
Tampoco Aralar ha conseguido entrar en el Consistorio en su primer intento en solitario, tras presentarse en coalición con EB hace cuatro años. Entre los dos partidos habrían alcanzado el 5% de sufragios necesario para obtener representación. El salón de plenos vuelve a ser un tablero con cuatro jugadores, pero Bildu sustituye a EB, que ha pagado también la factura de sus divisiones internas. La candidatura liderada por Txema Azkuenaga ha aglutinado todo el voto que se sitúa a la izquierda del PSE, partido con el que ha empatado en número de concejales, aunque le supera en un millar de papeletas.
Los socialistas quedan relegados al último lugar, con la representación más baja desde 1995, y pierden 34.000 votos desde las elecciones de 2009. El arreón que experimentaron hace cuatro años, al pasar de cinco a siete corporativos, se ha desinflado. La labor municipal de Txema Oleaga, volcada en los barrios, no ha frenado el desgaste sufrido en el Gobierno central y el de Patxi López. Si hasta ahora les separaban 562 sufragios de los populares, la brecha se ha agrandado hasta 6.366. En su primer asalto a la alcaldía, Cristina Ruiz se consolida como segunda fuerza política en Bilbao con un retroceso que le ha costado un concejal. Y con la convicción, como el resto de los partidos, de que la abrumadora victoria de Azkuna limita seriamente su capacidad de maniobra.
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