Los jardines de BilbaoJardín sufren destrozos valorados en 8.000 euros
Por cierto que los vecinos que mejor cuidan sus jardines son los de Otxarkoaga y Zorrotza; los que peor, los del centro, Indautxu y Arriaga
"Ni son zonas de juego para niños, ni viveros de los que se pueden coger las plantas, ni espacios libres para hacer una fechoría. Hay que respetar los jardines del concurso internacional de Bilbao, BilbaoJardín", comenta Begoña Salinas, presidenta de la Fundación Bilbao 700. Los destrozos y actos vandálicos han supuesto este mes un desembolso de ocho mil euros a la Fundación Bilbao 700. "El jardín decorado con manos, del actor argentino Ángel Pavlovsky, ha sufrido más de un acto vandálico. Manos rotas, movidas de lugar…", explica Salinas.
Todos los días un equipo vigila y repasa cada uno de los 20 espacios expositivos que se distribuyen por calles y plazas de la capital vizcaina para conservar intacta la estructura de los jardines. Se consigue, pero no es un trabajo fácil. Desde hace un mes, no hay día que no se detecte algún desperfecto. Flores arrancadas, pisoteadas, elementos decorativos destrozados, dañados…
"Los niños entran en los jardines y se ponen a jugar. Los padres no dicen nada. No son espacios de juegos. No entendemos cómo los padres no les dicen nada y les consienten meterse en los jardines para que los niños jueguen. ¿No hay en Bilbao zonas de juegos?", indica Salinas molesta. Hay espacios en los que las flores han desaparecido porque hay ciudadanos que las arrancan para llevárselas. "Las plantas o flores se pueden secar y las reponemos sin problema, pero no es normal que la gente coja de los jardines las flores para llevárselas a casa. No hay día que no desaparezca alguna planta. Los jardines no son viveros", relata la presidenta de la Fundación.
Pero los viandantes no solo se llevan las flores, también hay quien coge los sofás -de hierba- que componen otro jardín, situado en la plaza Pío Baroja. "La falta de civisco que demuestran algunas personas es increíble y denunciable. Pero a los robos hay que sumar actos vandálicos como el detectado en el jardín Alicia en el país de las maravillas, del escritor Kirmen Uribe. En este espacio, instalado frente al Consistorio bilbaino, sobresalían dos amapolas gigantes. Tanto llamaban la atención que hace unos días aparecían totalmente destrozadas y las piezas, esparcidas por el suelo. "La gente no tiene otra manera de divertirse que rompiendo los elementos que componen los espacios expositivos. ¿Qué ganan con ello?", pregunta Begoña Salinas.
Este certamen paisajístico bianual es el único en el mundo que se celebra en plena ciudad y este año ha vuelto a transformar la imagen de Bilbao a lo largo de toda su geografía urbana. "Los ciudadanos no son conscientes de lo que ha costado que Bilbao sea la ciudad elegida para esta muestra. Los participantes dedican seis meses a desarrollar la idea y después varias semanas en hacerla realidad", apunta. Pero no todo el mundo lo entiende así y, aunque la gente que destroza los jardines es una "minoría", hacen "mucho daño a las arcas de la fundación y fastidian a los usuarios que realmente sí quieren disfrutar de ello", concluye.
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