EVALUANDO
Hoy he asistido a las dos últimas evaluaciones finales de mi andadura profesional. Así que quiero dejaros las últimas reflexiones sobre el momento último de curso, el más importante (¿) por lo que tiene de “definitivo”. Y no quisiera que esto fueran palabras que cualquiera pueda decir en cualquier sitio, sino palabras dichas por un educador en Otxarkoaga. Se trata de recordar dos ideas que hemos barajado muchísimas veces y que si ahora las escribo es por si sirven para dar paz a algunas inquietudes que no acabamos de dominar. La primera idea es mi convencimiento de que los profesores nos evaluamos junto con los alumnos. Si ellos han fracasado, nosotros hemos fracasado y si ellos han “triunfado” nosotros hemos triunfado. Ese empeño (bendito empeño) de nuestros tutores por arrancar aprobados en la última sesión de evaluación es un empeño por dignificar y “aprobar” el trabajo que los profesores hemos hecho con los alumnos. Seguid peleándolo. Algún día todos lo agradeceremos. La segunda idea tiene que ver con el objeto de nuestra evaluación. A veces (todavía demasiadas veces) tratamos de evaluar ese objeto oscuro de deseo escondido en los pliegues profesorales que todos mantenemos. ¿Han llegado a almacenar suficientes conocimientos como para darles nuestros parabienes? Oscuro objeto de deseo que no nace de nuestra inspiración educadora. De nuevo hemos de ser conscientes de que somos educadores y lo que vamos a evaluar es si se han cumplido y en qué medida aquellos objetivos que nos planteamos en Septiembre. Es en Septiembre cuando empieza la evaluación. Es entonces cuando hay que establecer los objetivos a perseguir. Muchas veces objetivos individualizados que nada o casi nada tienen que ver con el “almacén de conocimientos”. Ese es el momento de la verdad, el momento – fresco todavía – apropiado para analizar, discutir, poner en común,… Y luego respetar a cada educador y ayudarle en lo posible, mientras él me ayuda a mí. Y ya está. He disfrutado mucho evaluando con vosotros. Ya sabéis cómo me gusta discutir y chinchar, así que estos eran de los mejores momentos del curso, aunque también yo –otros años- llegaba cansado.
//andreslopezibarrondo.blogspot.com/">Andrés López
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