A pedales por las calles de Otxarkoaga
IÑAKI GASTON
IÑAKI Gastón aprendió a montar en bicicleta en una Orbea "de paseo, color verde" que le tocó en un sorteo en el PIN, "cuando se hacía en la antigua Feria de Muestras". No recuerda con qué edad, pero sí que era tan pequeño que su hermano mayor le tenía que ayudar a subir a la bici. Sus primeras pedaladas las dio en las calles de Otxarkoaga, donde disfrutó de "una infancia feliz entre huertas". Y su primera carrera la disputó a los 13 años con una bicicleta que le prestó un amigo. "Lo hice bastante bien", dice, "así que decidí seguir". Abandonó los estudios por el deporte y se puso a trabajar de camarero para poder comprarse una bicicleta de carreras "porque en casa no había dinero". A base de mucho esfuerzo y sacrificio consiguió llegar al pelotón profesional. En él rodó durante once años, obteniendo importantes victorias. Pero un buen día del año 1994, cuando ya tenía 31 años, decidió abandonar el ciclismo al considerar que ya había cumplido una etapa de su vida. "En aquella época", recuerda Iñaki, "corríamos muchas carreras, estábamos mucho tiempo fuera de casa y yo ya tenía dos críos". Por eso pensó que era el momento de dejarlo. "Ya no estaba tan motivado y lo importante para mí era ver crecer a los hijos", dice. Al año de retirarse tuvo la suerte de encontrar un trabajo en la industria farmacéutica, lo que le permitió poder cumplir su deseo: dormir todos los días en casa junto a su familia. A partir de ese momento también comenzó a disfrutar de las salidas en bicicleta con los amigos, "porque en profesionales se sufre mucho", y de los paseos por Bilbao con Marian, su mujer.
ASte Nagusia De lo que no ha podido disfrutar mucho Iñaki ha sido de Aste Nagusia. "Cuando era corredor", señala, "no podía ir de fiesta porque me tenía que cuidar y además siempre tenía carreras". ¿Y cuando dejó el ciclismo?, le preguntamos. "Tampoco", responde, "porque coincidía con las vacaciones y siempre nos íbamos fuera a hacer turismo con la autocaravana". Sin embargo, desde hace dos años ha comenzado a saber lo que es Aste Nagusia. "Los hijos quieren estar en las fiestas", dice, " y es lógico porque ellos estudian duro y se lo merecen". De sus incursiones en la Semana Grande bilbaina, Iñaki hace un balance positivo, aunque reconoce que no es muy amigo de "las fiestas tan grandes". "A mí me gustan más las de los barrios, porque son más personales", argumenta. Pero eso no quita para que durante estos días se dé "una vuelta por todo Bilbao" para ver el ambiente. Un Bilbao del que Iñaki está "maravillado". "Está precioso, muy bonito", dice. "Yo he tenido la suerte de ver muchas ciudades en el mundo y te puedo decir, sin que pueda parecer una bilbainada, que Bilbao es una de las mejores; está muy limpia, impecable". Por eso, siempre que puede, sale desde su casa, en Begoña, a pasear por el Campo Volantín hasta el Palacio Euskalduna.
embajador Iñaki es un auténtico embajador de Bilbao. Aprovecha cualquier oportunidad para "vender" la capital vizcaina cuando sale en su autocaravana. Gracias al ciclismo tiene muchos amigos en el extranjero, a los que no duda en animar a que vengan a la ciudad que le vio nacer.
Iñaki sigue con la misma cara de pillo que tenía cuando ganaba las carreras, más por astucia que por fuerza. "No tenía un físico deslumbrante, así que tenía que usar la cabeza", dice sonriendo. Por esa misma cabeza fluyen ahora mil proyectos después de que se haya quedado en paro. "Yo siempre soy muy positivo", dice. Eso es lo que le hace ver con esperanza el futuro. "Ahora me apetece aportar ideas al ciclismo". Y la primera será puesta en práctica en la Vuelta a España, cuando llegue a Bilbao, con una concentración ciclista
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