Bilbao culmina la renovación de los 16 depósitos de los que bebe la ciudad
LOS DETALLES
Las cubetas. Su reforma ha costado 4,6 millones a las arcas municipales. Los principales son el de Larraskitu, con 24.000 metros cúbicos de capacidad, el de Elejabarri, con casi 14.000 y el de Miramar, con 11.000. Los dos de Otxarkoaga tienen capacidad para 16.000 m3.
Embellecimiento. En noviembre de 2009 se decoraron las fachadas de los aljibes de la ciudad para integrarlos en su entorno. Todos se encuentran 'telecontrolados' para evitar robos.
Capacidad. El Ayuntamiento culminó en 2010 la unión de los depósitos de Larraskitu y Elejabarri. A ellos llegan los principales caudales de suministro desde Ordunte y Zadorra. La capacidad de estos tanques permite atender a más de 200.000 vecinos.
El depósito de aguas de Arangoiti, Miramar, luce vacío. Por primera vez en 52 años, desde que se construyera, es posible caminar sobre el cemento que sirve de lecho a los 11.000 metros cúbicos de agua potable procedente del embalse del Zadorra que almacenaba, y de la que se abastecen la mayor parte de los vecinos del distrito de Deusto. La cubeta se ha sometido a una importante reforma. Con su vaciado y limpieza culmina el proceso de renovación de los 16 tanques con los que cuenta la ciudad, y que ha supuesto a las arcas municipales una inversión cercana a los 4,6 millones de euros.
Una ardua tarea que se inició a comienzos de la pasada legislatura y que alcanzó uno de sus hitos en el 2009 con el acondicionamiento del de Elejabarri, el principal distribuidor de agua de la villa, aunque el mayor sea el de Larraskitu, con 24.000 metros cúbicos de capacidad. El depósito, que entonces contaba con 80 años, recibe el agua del embalse de Ordunte, del que beben el 67% de los bilbaínos. Allí se instaló un conducto alternativo que posibilitó realizar las tareas sin cortar el suministro. El penúltimo exponente de esta oleada de trabajos que han lavado la cara a los aguadores de la villa se realizó en Zorroza, en agosto. El aljibe de Castrejana, que abastece a 11.500 vecinos, fue reformado con un presupuesto de 400.000 euros. El objetivo de esa reforma, al igual que la de Miramar, era adaptar la red primaria de abastecimiento a los nuevos tiempos, mejorando los sistemas de control y limpiando de lodos los fondos.
Los trabajos realizados en Arangoiti han supuesto más de 250.000 euros de inversión, porque la infraestructura se conservaba «en bastantes buenas condiciones. Pero había que limpiar las paredes y también el fondo», explican fuentes municipales. Y es que en el suelo del depósito que surte al 13% de los bilbaínos se habían acumulado, a lo largo de los años, sedimentos y cascotes desprendidos de la cúpula. Esta semana, el agua volverá a su cauce y alcanzará los 10 metros de altura dentro del gigantesco cilindro, como si las mejoras no hubieran requerido de complejas labores previas. Para no interrumpir el suministro a los consumidores hubo que instalar un 'by-pass' el pasado 4 de agosto, entre las diez del a noche y las siete de la mañana del día siguiente. Se trata de una tubería de 40 metros de longitud y 400 milímetros de diámetro que discurre bajo tierra, junto al actual depósito, y que ha servido de alternativa para surtir de agua a los 48.000 vecinos de Arangoiti, Deusto, San Ignacio, Zorrozaurre y Elorrieta, según detallan fuentes del área de Obras y Servicios. Próximamente, se reurbanizará la zona bajo la que discurre la conducción.
El siguiente paso fue el vaciado completo del tanque, que se realizó de forma progresiva con el fin de ahorrar agua. Se cortó la llave de paso y se dejó que las familias consumieran poco a poco el agua que se almacenaba en el receptáculo. Al de tres días, una vez vacío, los cascotes y el fango se sacaron con carretilla. Después, las paredes y el fondo se manguearon con agua clorada, para asegurar su desinfección.
La sala de válvulas, donde se citan las grandes tuberías que surten al depósito y recogen el suministro para llevarlo hasta los hogares, también se ha sometido a una reforma integral. Además de incorporar rejillas de ventilación, las instalaciones se han pintado y se han colocado cámaras de videovigilancia interiores y exteriores. También disponen de sensores de luz, para evitar las intrusiones. Tras una última limpieza definitiva, Miramar volverá a llenarse los próximos días y estará otra vez en su elemento. El 'by-pass' se mantendrá para que la estructura pueda volver a limpiarse esporádicamente, «aproximadamente cada dos años». Como se ha venido haciendo en los últimos años, los responsables de mantenimiento realizarán análisis diarios de la calidad del agua y de los niveles de cloración.
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