El azar
He acabado de leer “La cola de la serpiente”, de Leonardo Padura. Estaba recién salida, calentita aún, cuando la compré la semana pasada. Aunque no es lo último que ha escrito. Es un poco decepcionante. No es una mala novela, pero se tiene la sensación de estar ante una “novelita”, un cuento largo. No es de ninguna manera una de las novelas a las que Padura me tiene acostumbrado. Y, cuando uno llega al final, descubre que así lo plantea el propio Padura en una “Nota del autor” que Tusquets ha dejado para el final del libro. ¿A propósito? Un poco de trampa creo que hay. Y, si no, leed: “La noveleta escrita en 1998 fue publicada en Cuba –donde se deben aprovechar las oportunidades editoriales cuando aparecen y como aparezcan – como complemento de un volumen que abría la novela Adiós, Hemingway.” No ha estado mal releer “Antígona” de Sófocles. Esta obra de teatro siempre es recomendable. Aparte lecturas, hoy le doy vueltas a la importancia del azar en nuestras vidas. ¿Qué, si no el azar, puede hacer que se crucen las vidas de un porofesor jubilado que toma café a la mañana en un bar de Santutxu y de un loco iraní treintañero con un cuchillo? Yo conocía a Kepa a quien veía muchas veces por el barrio y con el que me saludaba sin saber porqué. ¿Alguien podía siquiera imaginar que un jovencito de “¿sabéis dónde cae Irán?” emigraría (supongo en qué condiciones) de su tierra y llegaría un día a las nueve y media de la mañana a un bar de Santutxu para matar a alguien que se había jubilado anticipadamente para no tener que estar a esa hora en su lugar de trabajo? Jugadas del destino (de eso habla Antígona), el azar como el mayor tirano que decide sobre vida y muerte,… No creo que seamos fruto del azar, no quiero creer que no tenemos ninguna autonomía en nuestra vida y que todo está marcado ya, pero de ahí a no ver la importancia del azar …
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