Bilbao multiplica por siete los controles a las fachadas tras el suceso mortal de hace un año
La alarma que provocó en la ciudadanía el accidente mortal causado por el desprendimiento de unos cascotes de una fachada de la Gran Vía de Bilbao no dejó indiferentes a los responsables municipales. El Ayuntamiento inició pocos días después la revisión de todos los edificios de Bilbao para garantizar el buen estado de los inmuebles o en su defecto someterlos a la reparación oportuna para evitar nuevas tragedias. Fruto de este trabajo se han abierto 1.400 expedientes en un año, siete veces más de lo que era habitual hasta ahora -se realizaban alrededor de unos 200 controles al año-. El Consistorio ha actuado de oficio, sin tener en cuenta la antigüedad de los edificios ya que en principio solo aquellos con más de 50 años de construcción estarían obligados a ser inspeccionados.
Ya hace un año del fatal siniestro. El 26 de octubre de 2010 una joven de 31 años falleció a primera hora de la noche como consecuencia del impacto que le produjo un cascote desprendido de una cornisa del edificio número 56 de la calle Gran Vía de Bilbao. Al parecer, la mujer salía de la farmacia que se encuentra junto al portal del inmueble cuando recibió el golpe mortal. Algunos empleados de los establecimientos comerciales y hosteleros de la calle donde se produjo el trágico suceso pensaron en un primer momento que se trataba de un suicidio. La fortuita tragedia indujo a una reflexión en la Subárea de Disciplina urbanística sobre la conveniencia de reforzar las inspecciones de los edificios de Bilbao, con independencia de su año de construcción.
Así, "de inmediato se inició una campaña personal de inspecciones en la zona centro, el Ensanche, por entender que es la más transitada y la de mayor concentración de fachadas con elementos ornamentales con riesgo de caídas", ha explicado a DEIA el concejal de Urbanismo, Ricardo Barkala.
CASI TODO BILBAO Paulatinamente se ha ido extendiendo el ámbito de estas inspecciones a prácticamente la totalidad del municipio, quedando pendiente únicamente parte de Otxarkoaga, Sarrikue, Arabella, Zurbaran, Vía Vieja de Lezama y Tutulu. "Se han dejado fuera zonas de construcción muy reciente como Miribilla y Mina del Morro y las de viviendas unifamiliares con zonas privadas en el entorno de los inmuebles, además de los edificios que están dentro de la competencia de actuación de Surbisa", explica el concejal.
Los trabajos se han llevado a cabo de manera minuciosa. De hecho, los inspectores han actuado como auténticos ojeadores de los inmuebles. Para ello, el jefe de la Subárea, realiza una primera inspección ocular acompañada de unos prismáticos, para la detección de daños, posteriormente pasa el dato al aparejador de zona, quien realiza una segunda inspección con toma de fotografías y comprobación de los daños detectados. Se abre un expediente, como primera actuación se realiza una advertencia a la comunidad, previa a la orden de ejecución propiamente dicha. Para poder llevar a cabo estas notificaciones el expediente pasa generalmente a la Policía Municipal para concretar datos del administrador de la comunidad de que se trate. Si se advirtieran daños con riesgo de caída se actúa directamente requiriendo la actuación de los bomberos.
Normalmente se da un plazo de dos meses para llevar a cabo los arreglos pertinentes, pero según la envergadura de la actuación el plazo puede ser de tres meses, seis meses o un año. El concejal de Urbanismo añade que "es habitual la solicitud de prórrogas en las comunidades".
En todo caso, la recomendación del Ayuntamiento para realizar una reparación de un edificio es vinculante, de obligado cumplimiento para los propietarios de bloque. Desde noviembre de 2010, sin contar el ámbito de Surbisa, principalmente en el Casco Viejo, se han abierto 1.400 expedientes. Muchos de los informes se resuelven a través de licencias porque las comunidades llevan a cabo más obras que las ordenadas. El Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Bilbao está realizando un gran esfuerzo en la inspección de inmuebles, de hecho se ha multiplicado por siete el trabajo habitual del servicio con respecto a años anteriores.
EN UNO DE CADA CINCO BLOQUES Esta campaña supone el requerimiento, normalmente referido a pequeños arreglos puntuales que no suponen riesgos inminentes hacia la vía pública, de una de cada cinco casas de Bilbao. Generalmente estos requerimientos son bien recibidos por las comunidades, puesto que va en incremento de su propia seguridad. El cumplimiento de las órdenes de ejecución, normalmente referida a arreglos puntuales y de bajo coste se lleva a cabo sin problemas. Dependiendo de la generalización de los daños se pide una revisión completa de la fachada o la intervención de un técnico. El concejal Ricardo Barkala señala que "es una grata sorpresa comprobar que, en muchos casos, las comunidades van mucho más allá de la orden y acometen arreglos de fachadas completas. Supone una relación muy directa del Área de Urbanismo con cada una de las comunidades de Bilbao".
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