La señora Ana Botella, Kukutza y La Fábrica de Sueños…
Hace unos días la alcaldesa de Madrid ha pedido que algunos servicios públicos los suplan voluntarios. Como es normal, siendo quien es, las críticas no han dejado de llegar. Que si explotadora, que si malísima mala… la verdad es que la tía chunga se quiere ahorrar una pastuqui importante quitando personal de las bibliotecas y otros espacios públicos, cuyo presupuesto podría haberse pagado para 50 años con lo que costó un tramo de la M-30 del Faraón Gallardón I el Constructor.
Parece que la cultura no da dinero y en este país, lo que no da dinero no merece inversión. Los espartanos no invertían en cultura, no hay casi vestigios de arte ni literatura espartana, se dedicaban únicamente a luchar y todos sus esfuerzos se dedicaban a eso, y pese a que lo hacían francamente bien en el momento que se inventaron nuevas formas de guerra no supieron evolucionar y desaparecieron. La creatividad y el ingenio son cosas que deben trabajarse. Una pena.
Los recortes a las subvenciones para asociaciones y actos culturales van en auge en ayuntamiento de Bilbao, al igual que en muchos otros, lo llaman austeridad.
En Bilbao como somos así de chulos tenemos un concepto propio para austeridad, austeridad es un barrio nuevo diseñado por una eminente arquitecta en Zorrozaurre; austeridad hacer la autopista más cara del estado español, a 30 millones de euros por kilometro; austeridad es construir un indispensable edificio para las oficinas del ayuntamiento de Bilbao; austeridad es construir un precioso y reluciente base bomberos y de la policía municipal, mientras comisarias como la de Otxarkoaga no atiende denuncias por la tarde…
Ya que ha quedado claro lo que es la austeridad, vamos a creernos que los ayuntamientos no es que no se quieran gastar en cultura, vamos a creernos que no hay dinero y vamos a hacer algo mucho mejor, nos vamos a olvidar de él. Lo que propone la señora de Aznar es subversivo, en su esencia y va más allá de la pasta. La autogestión de los espacios culturales. Como la desalojada Fábrica de los Sueños de Collado Villalva o el desaparecido edificio de Kukutza en Rekalde. Yo lo que realmente creo, es que ella lo que quiere es explotar a los incautos, pero me mola imaginarla con un girociclo y unos pantalones cagaos…
Si los centros cívicos de los barrios estuviesen organizados por los vecinos, y no por técnicos al servicio de uno políticos totalmente desconectados de lo que la ciudadanía pide, se harían muchísimas más cosas con los mismos recursos, más cercanos y más aprovechables para la gente que es la que en el fondo paga todo este circo.
La cultura es progreso social, pero un pueblo culto es más difícil de engañar…
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