VA DE NOVELA
Os podría hablar del cisne, de la playa, … del frío. Mucho frío. Pero va de novela.
Acabo de terminar “Tarde, mal y nunca”, una novela de Carlos Zanón, con premios de Novela Negra. ¿Es una novela negra? Empieza con un asesinato y no le interesa para nada la investigación policíaca que pueda desencadenar. Casi ni hay policía y su corta participación en la novela no sirve más que para ahondar en el cúmulo general de “chapuzas” y “casualidades” que forman la historia.
El asesinato es la excusa para una larga introspección de dos (o tres) personajes. Podría decirse que estamos ante un thriller psicológico. Pero tampoco es así, creo. Entonces, ¿qué?. ¿Importa mucho el “genero”? Se trata de una buena novela, con un buen ritmo, bien construida con personajes, complejos en su simplicidad, bien descritos y con un entorno, si no muy elaborado, sí suficientemente perfilado como para que no nos perdamos en seres inespaciales, sino que nos sirva como marco de referencia muy concreto: gentes de la droga (pequeños camellos-consumidores), la prostitución, el barrio de la periferia,…
Ahí os dejos algún trozo sacado de ella:
“Le fue detrás como un perrito. Era tan evidente que hasta podía doler a quien mirara aquello. Pero a Epi le daba igual. Orgulloso de su amor y de su herida. Porque amarla era lo mejor que le había pasado nunca.”
“El barrio hace tiempo que está harto. Los chicos aburridos. Blancos, amarillos o negros. En eso sí que coinciden[…] Tolerancia, diversidad y mestizaje son pedazos de eslóganes que quedan bien en editoriales periodísticos que en el barrio nadie lee, canciones que no se escuchan o discursos escupidos por políticos a los que muchos ni siquiera pueden votar. Y la gente vive, se quiere, se odia y soporta como mejor puede. Unos llevan pañuelos, otros hacen demasiado ruido con las radios y el resto recuerda con nostalgia cuando la ciudad era una señora de anchas caderas, rancia y distinguida, que sabía esconder la basura bajo alfombras y en calabozos.
Los márgenes de la barriada son invisibles pero imposibles de franquear.”
“- Ese Tanveer no era más que otro hijo de puta viviendo de mis impuestos y de pasar droga, llenándose los bolsillos con subvenciones aquí, porque en su país no tenían cojones de salir a la calle y protestar contra los jeques”.
“Los ecuatorianos, los marroquíes, alguno recién salido de la Modelo, se levantan y aguantan el chorreo, la humillación [de quien les va a dar trabajo ese día], porque saben, o han oído a otros que saben, que a mayor humillación y aguante, mayor premio.
– Tú, mono hijo de puta, mierda de indio…¡mira que sois feos todos vosotros!…”
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