¡QUÉ BIEN BESA VD. PADRE!
Otra mujer entrañable. Me encuentro con ella en el descansillo
del piso donde lleva ya unos cuantos días. Hablamos
y me recita, con la ayuda de su hija, una poesía preciosa. ¡Lástima
que no tenga un aparato para grabarla! Como premio le
doy un beso y cuando ya me voy marchando, me agarra con
fuerza de la mano y me dice: “Para ser usted cura, ¡qué bien besa,
padre!” A una compañera, que se encuentra al lado, le doy
también otro beso y se queda contenta de hacerle ese detalle.
¡Cómo no voy a desear ir al hospital con tanta deferencia!
Subo otro día al hospital y me encuentro de nuevo con
esta viejecita, que es llevada por su hija en un carrito de ruedas.
¡Qué alegría la mía, al recibir un precioso regalo de su
parte! Es un libro de poesías escritas por ella y cuya publicación
la han costeado sus hijas. Rescoldo de amor es el título
del libro escrito por Delfina, ese es su nombre, y la dedicatoria
“Para Joseba, capellán de Santa Marina, que con dulzura y bondad
alimentas nuestras almas, con gran generosidad. Con mucho cariño,
Delfina”. Este es un regalo que me llena de gozo y de agradecimiento.
¡Qué bonita es la vida cuando la basamos en la sencillez
y el cariño!
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