el Ayuntamiento multó con 1.125 euros a un vecino por no recoger las deposiciones de su animal en la calle Zizeruene
Abandonar las heces de su perro en la vía pública puede costarle más que la hipoteca de su casa. Las sanciones llegan hasta los 1.500 euros cuando la Policía Municipal caza a los propietarios saltándose las más elementales normas de higiene. Aunque no son tan frecuentes como las multas por orinar en la calle, las infracciones del artículo 156.3.I de la Ordenanza municipal de Limpieza Urbana no sólo tienen carácter disuasorio, se aplican. La prueba está en el Boletín Oficial de Bizkaia. Aunque suele ser un coto reservado a los profesionales de la Administración, da idea de lo que supone para cualquier ciudadano el que le 'pillen' haciéndose el loco cuando su mascota hace sus necesidades.
La última notificación data del martes, cuando el Ayuntamiento multó con 1.125 euros a un vecino por no recoger las deposiciones de su animal. Los agentes le habían denunciado el 20 de abril de 2011 a las 14.40 horas en la calle Zizeruene del barrio de Otxarkoaga. Pero no es el único a quien se le exige semejante cantidad. El 29 de febrero se anunció la misma sanción a otro hombre que el 22 de julio no recogió las heces de su can en la plaza Arriaga.
Según explican fuentes del departamento de Obras y Servicios, el año pasado se tramitaron 30 sanciones de esta índole. «Preferiríamos no sancionar, pero a veces no nos queda más remedio. Los dueños, por suerte, no suelen reincidir con estas faltas de civismo». Lo que sí se repiten son las infracciones por diversos rincones de la villa. El 24 de enero de 2011 en la calle Correo, el 16 de enero en la Campa de Basarrate…. Hay diferentes escenarios para una misma falta que, tras seguir el proceso, tienen el mismo precio: 1.125 euros. Y es que no recoger los excrementos caninos se considera una falta grave que puede oscilar «entre 751 y 1.500 euros, imponiéndose la cuantía media, 1.125, si no se apreciara ninguna circunstancia modificativa, según el procedimiento habitual». Si el infractor reincide, puede salirle por entre 1.501 y 3.000 euros.
Los meones, a la cabeza
El proceso administrativo desde que el infractor es pillado 'in fragantti' hasta que la factura pasa al área de Economía y Hacienda puede dilatarse más de un año. Las multas pueden recurrirse y el importe final no ajustarse al que requiere el Ayuntamiento. Su publicación en el boletín, cuando la sanción es definitiva y el multado no está localizable en su domicilio, es uno de los últimos pasos. A partir de ahí, el afectado tiene dos meses para acudir al Juzgado de lo Contencioso Administrativo y un mes para interponer un recurso de reposición ante el Consistorio.
Aun así, las multas por culpa de las deposiciones caninas son un pequeño porcentaje del total de vulneraciones de la ordenanza de limpieza. Las estadísticas que maneja el departamento apuntan a las micciones humanas como las conductas antihigiénicas más frecuentes. Estas faltas de civismo propias de las fiestas y de las juergas al aire libre también salen muy caras. De los 93 anuncios publicados en el boletín en lo que va de año, cerca de 80 penalizan a particulares por orinar en la vía pública con 375 euros. El mapa de la suciedad urbana se completa con otras estampas menos habituales, pero que también se castigan, como depositar basura y cartones en la vía pública, realizar pintadas o limpiar el coche en la calle.
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