Parálisis
El blog lleva paralizado demasiados días. Yo no.
Las razones son múltiples y algunas me las conozco muy bien. Por ejemplo:
Estoy hasta las narices de que me pongan a huevo la mala leche contra las tramas de corrupción o de espionaje; las alegrías –que tan caras nos cuestan- de la realeza; las dimisiones, con imputación o sin ella, pero siempre saldadas con una salida estupendamente blindada; los sueldos estratosféricos que nunca son para alguien que me sea próximo; las buenas palabras-intenciones de los partidos perdedores (¿perdedores?, ¿qué han perdido?) y un bastante largo etcétera.
No puedo decir nada nuevo sobre el basket de los del griego.
He escrito varias cosas, pero las he presentado a varios concursos literarios (por ver qué ocurre) y, últimamente, hasta los más pobres se están volviendo picajosos y exigen que sean totalmente inéditos. Ni siquiera pueden haber sido publicados en Internet. (No os preocupéis por esto, que pronto, en cuanto se pase la fecha de la determinación del jurado, os los subiré aquí).
He leído cosas variadas y ninguna para recomendarla: “El cebo” de José Carlos Somoza me gustó, pero poco para lo que suelo esperar de él; un par de obras de teatro, pero no tanto por mi gusto cuanto por ver si cuadraban en el programa de radio que hacemos sobre algunas obras dramáticas. (El mes que viene, ojo a “Las criadas” de Genet en el Arriaga); y me he “inflado” a leer cuentos presentados en el concurso que organiza “Txirula Taldea”, del que me hicieron ya el año pasado jurado. Es una lástima el conocimiento que la mayor parte de los que han escrito tienen de lo que es un niño. Lo confunden fácilmente con un deficiente mental (de los de antes, de cuando esto era un insulto, que ahora se les respeta) bajito.
Últimos comentarios