Cien jóvenes se preparan para redimir sus penas ayudando a la sociedad
centenar de jóvenes se va a implicar con la sociedad, para devolverle, con trabajos sociales, el perjuicio causado por el que han sido sancionados, principalmente tras se acusados de practicar botellón o vandalismo. Ayer comenzaron su formación al recibir la primera charla formativa antes de comenzar esta iniciativa pionera en Bilbao. La mayoría son menores o jóvenes que no superan los 25 años y estudiantes,. Los centros, que serán su nueva casa durante una temporada, también se preparan para recibirles. Los mayores de una residencia de Bilbao La Vieja o los adolescentes de un centro formativo de Otxarkoaga ya saben de su llegada y les aguardan expectantes.
"Los mayores de nuestro centro están alegres. Saben que van a salir a la calle, ya que por su grado de dependencia o por su situación de soledad no pueden hacerlo habitualmente", comenta a DEIA Patricia Sastre, trabajadora social de la residencia Igurco.
La iniciativa se enmarca dentro del proyecto piloto del Ayuntamiento de Bilbao, que da la posibilidad de conmutar las sanciones impuestas por la Policía Local por trabajos en beneficio de la comunidad. "Son gente muy normal, que la mayoría de las veces ni siquiera se ha dado cuenta de lo que hacía", explica Jone Unceta, concejala de Participación.
Según el programa municipal, los jóvenes podrán redimir su sanción limpiando zonas afectadas por botellón, cuidando patios de colegios, paseando a personas mayores, realizando labores de mantenimiento o entrenando a otros chavales, entre otras actividades. El ámbito donde desarrollarán estos trabajos será Otxarkoaga y Bilbao La Vieja, dos barrios de Bilbao en los que ya se han puesto en marcha otras experiencias solidarias.
En la reunión de ayer, los jóvenes recibieron información sobre sus obligaciones, al tiempo que estos expusieron su disponibilidad -muchos trabajan o estudian- y su formación, que determinó el trabajo que van a realizar.
ACOMPAÑAR A MAYORES Así, por ejemplo, nueve jóvenes de entre 18 y 25 años van a acompañar a los mayores de la residencia y centro de día Igurco (Bilbozar). "El trabajo que les ofrecemos es un acompañamiento intergeneracional. Hay personas mayores que tienen un gran sentido de la soledad, porque no tienen apoyo familiar ni nadie que pueda acompañarles. Así que, salvo cuando organizan actividades las cuidadoras del centro, no pueden salir de la residencia", explica Sastre. A partir de la próxima semana, estos jóvenes cumplirán su castigo de una manera muy especial y solidaria: les acompañarán al teatro, darán paseos por las calles del barrio, podrán llevarles a alguna tienda o ir a algún concierto. En definitiva, podrán hacer esas cosas diarias que, en estos momentos, no pueden hacer. Ahora bien, los jóvenes deberán seguir unas pautas y su actitud ha de ser positiva, con una relación fluida. "Se tienen que implicar", señala Sastre.
En el centro Igurco valoran muy positivamente esta experiencia, aunque reconocen que están expectantes ante el grado de responsabilidad que asumirán los jóvenes. Los paseos se harán a veces individualmente y otros por parejas, aunque también habrá grupos de voluntarios y personas mayores.
En Igurco reconocen que tenían un cierto recelo sobre las personas que el Ayuntamiento destinaría al centro, ya que su trabajo implica un contacto muy directo con los mayores. Sin embargo, Sastre también admite que, tras ver el perfil de sus candidatos han cambiado de opinión: "Es gente muy normal, con estudios, y creo que va a ser una experiencia muy positiva". El trabajo que los voluntarios realizarán tendrá, no obstante, un seguimiento exhaustivo. Los propios mayores darán su opinión sobre si se encuentran a gusto con sus cuidadores y se valorará la implicación de los jóvenes con las personas. Si las cosas no fueran bien, el informe negativo dará lugar a la no suspensión de la sanción.
VOLUNTARIADO El trabajo que van a desarrollar estos jóvenes es habitualmente desempeñado por voluntarios. Por ello, la concejala de Participación afirma que, en el fondo de este programa, subyace también el objetivo de que los jóvenes reflexionen sobre su futura participación en alguna ONG.
Así lo deberán valorar también los seis jóvenes que permutarán sus penas en el Centro Formativo de Otxarkoaga, con chavales de 12 a 16 años, realizando trabajos de acompañamiento y también cuidandoles en los patios y durante la hora de comer. Nancy Bilbao, orientadora del centro, valora muy positivamente esta iniciativa, ya que está en plena sintonía con la educación que se imparte en el centro. "Nosotros tampoco imponemos un castigo a un chaval que ha hecho algo malo en el centro, nuestra filosofía es que se reponga el daño causado". Este centro también tendrá que realizar un seguimiento a los voluntarios. "No se trata de que sea un mero trámite, sino de que sirva para algo. Por eso voy a estar encima de ellos, para que se cumplan los trabajos, pero también para charlar y conocerles".
El resto de los jóvenes, hasta el centenar, realizará trabajos en Cruz Roja, el Instituto Foral de Asistencia Social, la asociación Tendel, los colegios Francisco de Goya-Lope de Vega y Miribilla y en el centro de Recursos Africanistas Crea.
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