El Ayuntamiento de Portugalete alerta de los 31 comas etílicos registrados durante el Ibilaldia
A falta de datos concretos, el Ibilaldia que se celebró el domingo en Portugalete, organizado por la ikastola Asti Leku, pudo ser uno de los de mayor asistencia de la historia. Distribuido en tres municipios, con un recorrido urbano y ubicado en el corazón de una comarca con numerosos medios de transporte públicos, la afluencia a los ‘gunes’ establecidos a lo largo del recorrido fue masiva. Ayer el Ayuntamiento, por boca del concejal de Seguridad y Medio Ambiente, Gorka Echave, hizo una valoración «positiva» de la jornada, aunque no ocultó su preocupación por las 31 intoxicaciones alcohólicas, casi todas de menores de edad, que la Cruz Roja tuvo que atender.
Echave quiso abrir una reflexión sobre los excesos etílicos que se producen alrededor de este tipo de celebraciones al aire libre. «Ni el Ibilaldia ni el Ayuntamiento tienen la culpa de que se convirtiera en un macrobotellón, somos todos, familiares y administraciones, quiénes tenemos que pensar por qué suceden estas cosas y qué está fallando en la educación y en la prevención», apuntó el edil, quien advirtió que estas quedadas para beber de forma descontrolada se repiten una y otra vez cuando se producen fiestas patronales o actos populares.
Solo en vasos y botellas, por ejemplo, los servicios de limpieza retiraron 10.500 kilos de desperdicios, sobre todo de la zona de La Canilla, junto al museo Rialia, donde se realizaron la mayor parte de conciertos para los jóvenes. «A pesar de su edad, han podido comprar alcohol o bien lo han traído de casa», añadió Echave como señal de advertencia. Otros ‘gunes’, como el del parque de Las Camporras en Sestao, se convirtieron también en auténticos ‘botellódromos’.
Sin problemas de seguridad
Pero si con los excesos de bebida el Ibilaldia de este año ha visto su lado más oscuro, en cambio la seguridad ha sido muy elevada. En total, apenas ha habido tres denuncias por agresiones, cinco peleas registradas y ninguna por robos de cartera o sustracción de objetos personales. «Tuvimos cuatro llamadas por propiedades que habían desaparecido, sin que se hayan interpuesto denuncias», informó el concejal. El tráfico tampoco registró incidentes graves.
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