«Me pillaron haciendo botellón y elegí participar en la sociedad
La idea es que los jóvenes que infringen las normas, bien haciendo botellón -son la mayoría de los casos- o provocando alteraciones de convivencia con conductas incívicas, tengan la posibilidad de reconducir su conducta. Estaba claro que el pago de la multa no servía de escarmiento -a menudo, sobre todo, en los menores, son los padres quienes la abonan-; por eso se pensó en este plan. Había también que educar. Para ello se involucró a una serie de asociaciones, que se convirtieron en receptoras de los jóvenes y, a la vez, evaluadoras de su trabajo. A un precio de 10 euros conmutados por hora de trabajo y con un máximo de 8 horas por jornada, los chavales se comprometieron a realizar trabajos de mantenimiento, refuerzo en los centros escolares de menores (patio, comedores, biblioteca…) y acompañamiento a personas mayores, entre otras actividades. 121 personas se apuntaron entonces al programa; 91 lo concluyeron con éxito, mientras que los 30 restantes se descolgaron en algún momento del camino. De estos últimos, 8 decidieron pagar la multa y los otros 22 fueron expulsados "por falta de compromiso", tal y como anotaron los ediles de Seguridad Ciudadana, Tomás de Hierro, y de Participación Ciudadana, Jone Unzueta.
Del Hierro explicó en su intervención que el programa Adiskidetuz se adentraba en su segunda edición, ya que la primera, la piloto, había concluido con una excelente nota por parte de las autoridades municipales, pero también de los propios participantes y de los centros acogedores. Tanto es así que, al igual que Iñaki decidía seguir con su compromiso con la Cruz Roja, también las asociaciones han mantenido su compromiso. La Asociación Bakuva, la residencia y centro de día Igurco (Bilbozar), DYA, Solidaridad Internacional, Centro Formativo Otxarkoaga, Cruz Roja, Gaztaroa-Sartu, Centro Asistencial Loiu-Udaloste, Asociación Tendel, Gizagune, Centro de Educación Primaria Miribilla y el Colegio Francisco de Goya repetirán experiencia.
"Supuso una novedad y quisimos estar en el proyecto porque nos posibilitaba tener contacto y convivir con los jóvenes", explicó ayer el director del Centro de Formación de Otxarkoaga, Javier Laiseka, quien recibió la felicitación de los presentes por la elección del centro como Ilustre Bilbaino 2013. "Recibimos entonces a seis personas, que han dado apoyo en el comedor escolar, en mantenimiento y limpieza. Debía suponer un estímulo y una posibilidad de replantearse ciertas cosas. De estas seis personas, dos se han incorporado a estudiar con nosotros. Ahora tenemos a tres, y uno ya se ha incorporado al centro. Creo que es un éxito", analizó Laiseka.
En esta edición, el programa ha ampliado su espectro a toda la ciudad y no solo a los barrios de Otxarkoaga, Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, donde dio sus primeros pasos. Adiskidetuz ha contado también para su puesta en marcha con el apoyo de la Consejería de Justicia y Administración Pública del Gobierno vasco.
Para acceder al programa, los jóvenes sancionados deben cumplir un "itinerario de aplicación", según lo definió la edil Jone Unzueta, que se inicia con unas charlas y otros encuentros antes de elegir el destino de los jóvenes. Después, las asociaciones hacen el seguimiento al trabajo comunitario y emiten un informe. Terminado el proceso, se evalúa el expediente y, si es positivo, se cierra conmutando la multa. Como recordó Unzueta, no todo el mundo lo consigue. "Algunos creo que pensaron que esto es una chufla. Y de chufla nada. Queremos que la gente sea responsable y que las faltas que han cometido, que efectivamente son leves y no delitos, tengan unas consecuencias. Hay que ser responsable de nuestros actos".
Últimos comentarios