“Por dos euros, nutres todo el año a un niño en India”
Aquella tarde delante del televisor, siguiendo junto a su mujer el programa que el canal Natura ofrecía sobre la vida de Vicente Ferrer, la conciencia altruista de Manuel Orozco quedó magnetizada. Así lo recuerda este camarero, hijo de unos sevillanos emigrantes, criado en el humilde barrio bilbaíno de Otxarkoaga y que lleva 25 de sus 43 años detrás de la barra de un bar, cuando explica cómo ha impulsado nueve proyectos de cooperación en India.
“Nos impactó en la tele y cuando Vicente Ferrer vino a dar una charla a Bilbao en 2005 decidimos que teníamos que ir a conocer su obra”, recuerda Orozco, a punto de emprender el 18 de enero su sexto viaje al distrito de Anantapur (Ciudad del Infinito), en el sur de India, para entregar 24.000 euros que harán posible, en este caso, la dotación de una potabilizadora. “Iremos entre 12 y 14 personas para que conozcan cómo se invierte todo lo que recaudamos”, dice este ilusionado camarero de fácil sonrisa y gesto amable mientras revuelve su taza diaria de chai indio.
En la Navidad de 2005, poco después de regresar de su primer viaje a la sede de la Fundación Vicente Ferrer, Orozco implicó a Miguel Muñoz, gerente de la céntrica cafetería de Bilbao en la que trabaja como encargado, para que le cediera un rincón del local desde donde proyectar su compromiso con la cooperación. Desde entonces ha recaudado 150.000 euros mediante una creciente implicación de donantes, alguno de ellos anónimo. “Hay una persona que cada año entrega un sobre con 1.000 euros y solo dice: ‘esto, para Vicente”, ensalza Orozco, encantado por la respuesta a sus iniciativas. En especial, por la que impulsó en marzo de 2007.
Hay una persona que cada año entrega un sobre con 1.000 euros y solo dice: ‘esto, para Vicente’
“Mi mujer, Celia, y yo vimos en la Cruz Roja de Praga una experiencia con muros de ladrillo y la aplicamos aquí”, recuerda. La gente pagaba por los ladrillos lo que podía. Con los 7.000 euros recaudados fue posible construir en Anantapur la escuela Plaza Pedro Eguileor, nombre que recuerda la ubicación de la cafetería y cuya placa de 42 kilos fue donada por el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna. “Con muy poco se pueden hacer grandes cosas”, subraya este cooperante. Y aporta un dato: “Por dos euros se puede nutrir a un niño todo el año, porque ese dinero le permite tomar una papilla de cereales y un huevo duro cada día”. De hecho, con 3.000 euros recaudados acometerá un plan de nutrición para 1.480 niños que malviven en zonas olvidadas del Estado de Andhra Pradesh.
Orozco rememora la satisfacción que mostraba Vicente Ferrer cuando los vascos les llevaban “un proyecto más”. Siempre lo tiene presente en la conversación para ensalzar su obra. Bajo esta admiración augura que “gustará” el telefilme de TVE dedicado a este cooperante catalán fallecido en 2009, a sus 89 años, y que protagoniza Imanol Arias. La 1 tiene previsto emitirlo este viernes por la noche. Orozco habla con propiedad sobre el contenido de esta producción. “Ya la he visto”, reconoce. Fue en un pase privado que les dieron el año pasado en el Festival de Cine de San Sebastián. “Se queda corta. La vida y obra de Vicente Ferrer es para llevarla al cine”, dice mientras muestra complacido la incorporación a otras zonas del bar de nuevos proyectos de otras asociaciones benéficas. “Nos vamos ayudando entre todos”
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