El Iluminado
El iluminado, en un visto y no visto, acaba con cualquier problema de manera eficaz, rápida y fácil. O, mejor dicho, explica cómo se hace para acabar con el problema.
El iluminado se acercaba allí donde se intentaba educar a chicos “difíciles” y, en menos que canta un gallo, te daba la solución. No digo nada si el iluminado tenía un altavoz y un público, dispuesto a creer.
Y lo mismo que para la educación, el iluminado tenía soluciones para la política, la economía, las relaciones laborales, la reconstrucción de los partidos políticos, la familia, para cualquier problema ético,… hasta para el fútbol o para acabar con la existencia de familias “tipo Pujol”.
Me imagino que hoy, que estoy menos al tanto de estas cosas, seguirá habiendo iluminados. Son tipos simplones. Y de esos abundan.
Pensaba yo en todo esto mientras recogía vainas. Yo solo, en poco más de una hora, he recogido unos cinco kilos. No he calculado ni el tiempo ni el peso, hablo “de memoria”, pero no me equivocaré por mucho.
El caso es que el año pasado (mi primer año en contacto con una huerta de verdad) recogimos tal cantidad de vainas que todavía hoy queda algún frasco de ellas en casa.
Las últimas que recogimos, las dejamos para simiente de las de este año.
Y, como este año me entero un poco más, puedo ser fiel relator de que aquellas semillas, unos palos y unas cuerdas (para que trepe la planta), riego, sol, un poco de limpieza de la tierra, trabajo y poco más, todo ello sumado va a volver a producir el “milagro” de la multiplicación de las vainas; y de las patatas, los tomates, los pimientos,…
De esos alimentos sólo no se puede vivir. Por supuesto, la alimentación es mucho más compleja.
Pero cualquier iluminado (simplón) nos pondría en un pequeño brete: tierra + agua + trabajo + poco más = media alimentación durante muchos meses. Aquí es donde trato de evitar cualquier tentación de convertirme en un iluminado.
Hay mucha gente (espero que todos vosotros) a los que no os sobra la variable trabajo (vamos que ya trabajáis suficiente) para incorporarla a la suma. Pero, ¿qué le puede faltar a quien tiene toda su fuerza de trabajo en desempleo?: ¿tierra?… abreviando y generalizando, ¿medios de producción?.
El iluminado es un simplón, pero muchas veces nos ayuda a comprender que el problema no está tanto en la dificultad de la solución, que a menudo empieza por medidas muy simples, cuanto en la falta de voluntad de quienes tienen el poder para aplicar esas medidas tan simples.
Después, siempre tendremos técnicos suficientemente capaces y honrados como para ir sorteando los obstáculos con los que vayan encontrándose esas intuiciones tan simples.
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