Estudiantes alquilan pisos a precio simbólico a cambio de servicios a la comunidad
SOLO lleva una semana en Bilbao, pero el valenciano Fernando Servera ya es prácticamente uno más en Otxarkoaga. Conoce a gran parte de sus vecinos de escalera y ha compartido tardes de juegos y partidos de baloncesto con los niños del barrio. “Tiene mucha vida en la calle y es algo que me encanta”, admite este estudiante de la UPV. Como otros 55 alumnos de posgrado de la universidad pública y de la de Deusto, este educador social vivirá este año en un piso de Viviendas Municipales, por el que pagará un alquiler simbólico de 55 euros a cambio de realizar servicios a la comunidad. En su caso, un ámbito al que ya ha estado ligado durante años en su Valencia natal, donde tomaba parte en grupos de asociacionismo juvenil. “Organizábamos campamentos, actividades con niños… Este tipo de programas tiene mucho que ver con mi ideario y mi forma de vivir y trabajar”, explica.
Cuando este joven de 23 años eligió la UPV para realizar un máster en desarrollo comunitario -“Euskadi es un referente en la educación social”, apunta-, empezó su periplo para buscar un lugar donde residir este curso. Sondeó el mercado de los pisos de alquiler, como cualquier otro estudiante, pero los precios que vio se salían de su presupuesto. Entonces descubrió, a través de la propia web de la UPV, el programa Jóvenes Solidarios y su particular filosofía. Entonces todo encajó y lo vio claro. No solo los precios se ajustan a su bolsillo -en total, con gastos de luz y agua, paga 100 euros al mes por un piso de tres habitaciones que comparte con otra estudiante peruana- sino que el componente social le terminó de convencer. “Yo tengo mucho interés por crear tejido social y colaborar con alguna asociación, así que para mí es perfecto”, reconoce.
VIVIENDAS MUNICIPALES Fernando participará en el programa con enfermos mentales de Bizitegi, una asociación que nació en Otxarkoaga hace ya 35 años. Con todo el curso por delante, el programa ya le ha conquistado. “Las mismas Viviendas Municipales me parecen una iniciativa buenísima, ya que da un uso a pisos que están vacíos, ofreciéndoselo a familias con menos recursos. Y que tengan también en cuenta a los estudiantes lo termina de redondear”, valora.
Puesto en marcha hace ya cinco años, el programa Jóvenes Solidarios no ha hecho más que crecer a lo largo de este lustro: de los catorce alumnos del primer curso se ha pasado ya a 55 en veinte viviendas distribuidas en Otxarkoaga y Bilbao La Vieja. “Queremos seguir creciendo porque es parte de esa responsabilidad social que tiene el Ayuntamiento”, destacó Eduardo Maiz, edil y presidente de Viviendas Municipales.
Los vicerrectores de la UPV y Deusto, Carmelo Garitaonaindia y Álvaro de la Rica, coincidieron en destacar el componente humano que aporta este programa a los universitarios. “Una universidad no es solo la que forma a nivel académica, sino la que ofrece una formación integral a sus alumnos, con una educación en valores. Y esta iniciativa lo logra”, destacaron, para llamar la atención sobre la “calidad humana” de los participantes de este curso.
Por su parte, los responsables de Bizitegi y Tendel, dos de las asociaciones en los que los estudiantes colaborarán un mínimo de cuatro horas a la semana, incidieron en la imagen positiva de los barrios que este tipo de iniciativas contribuyen a extender. “Es gente nueva que llega al barrio, conoce su realidad y ayuda a cambiar su imagen”, explicaron Aitor Ipiña y Álvaro Pérez.
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