Un roscón solidario
“Se repartieron tres mil raciones de un roscón de Reyes cuya recaudación fue a parar al Programa de Infancia de Cáritas Bizkaia.
La Plaza Nueva estaba ayer por la mañana a reventar. Cientos de personas, por no decir miles, esperaban pacientemente a que dieran las doce del mediodía, la hora marcada por la organización para que los responsables institucionales cortaran el primer trozo del gran roscón solidario con el que se daban por finalizadas las fiestas navideñas.”
Las imágenes me han hecho volver a los años sesenta. ¿Recordáis aquellas viejísimas fotos de unas señoronas haciendo una cuestación en cualquier “Gran Vía” de cualquier ciudad de este país? Recaudaban dinero para la Cruz Roja.
Ahora las fotos se hacen de otra manera, en lugares preparados, con cámaras más rápidas… Pero los contenidos… Ah, los contenidos. ¡Qué poca cosa han cambiado! Los mismos de siempre (políticos de cualquier color, obispo, “señorona” –no como insulto, sino como descripción sociológica), luchando, como siempre, contra la injusticia, la pobreza y la desigualdad.
Los nombres sí han cambiado. Para hacer las cosas más sangrientas. Porque ahora el roscón es “solidario”. Sólo el roscón (y quizás quienes desde su “pequeñez” aportan ese euro por ración). Los que lo parten están muy cerca del origen de donde nace la necesidad de un Programa de Infancia de Cáritas Bizkaia.
La foto no tiene desperdicio. Pero, si hubiera tenido ganas para componer un mural de fotos con las publicadas en la prensa, podríais ver a otra gente, del mismo o parecido percal.
Foto tomada de la sección «La Mirilla» de «El Correo» del 6 de enero
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