Boxeo, una pasión que pega fuerte en Bizkaia
Ver guantear a Jon Fernández es una gozada. Se mueve por los lados, pelea bien en largo y no rehuye cuando le atacan en corto. A sus 19 años cuenta ya con 65 combates amateur y todo apunta a que a finales de marzo debutará como profesional. Cuando pega hace daño, se le ve cómodo en el ring. Manos secas y cabeza, no es ningún flipado.
Su hermano Iker entrena con él. Apenas levanta un palmo del suelo, pero ya hace sombra con la clase estilista de cualquier veterano. Cursa tercero de la ESO en la ikastola Kirikiño, de Bilbao, y su hobby es el noble arte desde hace un lustro cuando no tenía ni diez años. Este chaval disciplinado, que ya ha saboreado la dulzura del cuadrilátero, se encuentra como pez en el agua entre maromos tatuados, toallas mojadas, sacos hundidos y cascos hartos de golpes. El boxeo es su forma de vida y el Mampo gym de Zorrozaurre, su rutina.
Yo tengo 37 años y, aunque me cuesta más que antes, todavía estoy en forma»
Como él, cada vez son más los ciudadanos que repiten a diario el ritual de ir al gimnasio a echar unos guantes. Algunos lo hacen cuando acaba su jornada barriendo las calles y otros al finalizar su turno en la enfermería del hospital. Este deporte acoge a médicos, parados, carniceros, periodistas, empresarios, estudiantes y albañiles a los que les va la marcha. En el ‘botxo’ hay mucho boxeo y, además, el número de aficionados crece a pasos agigantados.
Pósters de campeones
Hay quien eligió practicar el noble arte por tradición familiar y también quien lo descubrió como fórmula para bajar de peso de forma inminente. El alzamiento del púgil de Otxarkoaga Andoni Gago con el cinturón de campeón de España de los pesos pluma también ha servido para crear escuela. Al Mampo le ha venido de perlas, ya que muchas personas han decidido acercarse a probar tras verle dejarse la piel en el ring. El ‘Machito’ es puro espectáculo.
El de Zorrozaurre es un gimnasio de barrio. Está desordenado, lleno de pósters de campeones legendarios y los trofeos se amontonan bajo las fotos en blanco y negro de los competidores de la casa. Mientras unos se vendan, otros hacen saco y los hay también que sueltan largas combinaciones frente al espejo ante la atenta mirada de quienes saltan a la cuerda.
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Hay pesos pesados, adolescentes sin pelo en la cara y ‘abueletes’ que se resisten a envejecer «aunque los años pesan para todos». Pero, sobre todo, este es un lugar de encuentro para pasar un buen rato, despejarse y olvidarse de las cosas malas que suceden fuera. «Yo tengo 37 años, peleo como profesional y, aunque me cuesta más que antes, todavía estoy en forma. Cuidadito con llamarme viejo, ¡eh!», suelta entre risas el púgil Javitxin Díaz al termino de un asalto. Sesenta segundos después, el minutero no perdona. Vuelta a la guerra.
A pocos metros, su entrenador, Txutxi del Valle, nos habla de las virtudes de este deporte sin quitar ojo a los chavales que buscan mejorar los movimientos. «Estira la mano Ieltxu. Uno, dos y te vas». Persigue la perfección. «El boxeo es un deporte súper completo mental y físicamente. Es una buena forma de mantenerse vivo. No todo el mundo busca competir ni el contacto físico, cada uno marca sus pautas. Y el que quiere pelear ya sabe lo que hay: entrenar duro», sentencia.
Sin sacrificio no hay gloria
Basta con echar una ojeada rápida para ver que en los últimos tiempos la cosa no ha ido mal. ‘Victoria de Kerman ‘El Revolver’ Lejarraga por K.O en el tercer asalto’, ‘Andoni Gago retiene el cinturón de campeón’ o ‘Jonfer gana el Nacional de clubes’ son sólo algunos de los extractos periódisticos que cuelgan en la pared de este local ubicado en la segunda planta de un antiguo pabellón industrial en los bajos de Deusto.
Más de 2.000 personas abarrotaron La Casilla en el combate en el que Andoni gago revalidó el campeonato nacional del peso pluma
Y ya se sabe que los éxitos deportivos también atraen en masa a nuevos aficionados. «En la reválida de Gago por el título nacional más de 2.000 personas abarrotaron La Casilla. Solo quedaron ochenta entradas sin vender y eso es un triunfo del boxeo en toda regla. Las veladas son diversión asegurada y no es de extrañar que la gente pruebe, y después se enganche», se congratula Del Valle.
Además, hay cantera. «Bilbao tiene un papel muy importante en el panorama nacional pugilístico. Hay gente que ha estado en la selección española, profesionales de primer nivel y unas cuantas promesas que, si trabajan bien, en los próximos años pueden dar que hablar». El estudiante de mecanizado Asier Martín tiene toda la confianza de su preparador. «Llevo un año tomándomelo en serio y he mejorado, aunque tengo que aprender mucho todavía. Compatibilizo esto con la bici y me encuentro muy bien cuando entreno. Estoy con amigos, lo paso genial y la verdad es que me relajo mucho».
Aparte de este, también hay otros gimnasios repartidos por la provincia. Cualquiera puede ir, probar, y hasta quizás competir, ¿por qué no? El caso es quitarse esa mala idea que por desconocimiento o por unos tabús establecidos años atrás ha hecho daño sin compasión a un deporte que ayuda a mucha gente y en el que el respeto, el orgullo y el afán de superación son incuestionables. «Yo cambié mi forma de ser cuando empecé a entrenar. Me lo tomo en serio y me he convertido en una persona muy sacrificada. Hay que luchar con todo lo que se tiene por lo que se quiere. Yo, desde luego, lucho cada día». Frases así tienen dueño y señor: boxeo.
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