El conflicto vecinal por una lonja-casa en Otxarkoaga, ¿en vías de solución?
El conflicto vecinal originado al convertir una lonja en dos viviendas en el número 24 de la Travesía Arbolantxa del barrio de Otxarkoaga, en Bilbao, parecía estar en vías de solución, pero ha vuelto a enquistarse. Ayer, 29 de junio de 2014, era el día fijado por el juzgado para la ejecución de la sentencia, según la cual debía devolverse el inmueble a su «estado primitivo», esto es, las dos puertas abiertas en el descansillo de la escalera sin el permiso de la comunidad debían tapiarse. Los dueños se habían adelantado a esta fecha y, a lo largo de la semana pasada, cerraron los accesos con tablas de pladur y abrieron una puerta por la fachada exterior.
Sin embargo, los vecinos, «obcecados», según la otra parte, llamaron a la Policía Municipal de Bilbao al entender que no tenía permiso de obra y consiguieron paralizarla el pasado martes. Al día siguiente, obtuvieron una licencia «provisional».
Ante lo que consideran una «chapuza», los vecinos, y el administrador en su nombre, solicitaron ‘in extremis’ un nuevo aplazamiento al juzgado «para hacer las cosas bien y tapiarlo como Dios manda». El secretario judicial admitió la petición y fijará un nuevo día de ejecución en este próximo mes de julio, indicaron fuentes vecinales.
El litigio comenzó en 2010 cuando el propietario de una lonja solicitó al Ayuntamiento licencia de habitabilidad y, sin el visto bueno de la comunidad, abrió «a la brava» dos puertas en el interior del portal. Posteriormente, los vecinos en una votación se opusieron y llevaron al responsable a los tribunales. El juzgado de instrucción número 11 de Bilbao dio la razón a los residentes en julio de 2010, hace ya cinco años, y obligó a la otra parte a «restituir este elemento común» a su forma anterior. Sin embargo, como en la lonja-vivienda residen dos familias en alquiler, la ejecución del fallo se ha retrasado hasta en cuatro ocasiones ante la impotencia de los vecinos.
El clima en la escalera se ha ido crispando hasta el punto de que la Ertzaintza tuvo que intervenir en la última reunión de comunidad.
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