INMIGRANTES
MINUTO DE SILENCIO
Quienes vivimos desde hace años en Otxarkoaga sabemos que en nuestras familias el tren de la inmigración ha estado vivo durante muchos años. En Europa se están dejando las lágrimas en las vías del tren, en las costas, en los camiones, en los descampados, y en la carencia de todo lo que es necesario para tener una vida digna. Huir de la precariedad económica o de la guerra no es un delito. Y quien ha perdido a muchos seres queridos poco antes de iniciar ese camino ni siquiera dispone de tiempo para llorar las pérdidas, porque le duele en exceso lo que en algunos lugares se denomina vida. ¿Llegarán a algún lugar del que no sean expulsados? ¿Querrán regresar a su país, donde ha quedado arrasado su nido? Muchas personas de Otxarkoaga han regresado a l pueblo de origen después de jubilarse. Cada proyecto de vida tiene sus misterios y razones y cada cual toma las decisiones que le ayudan a vivir, pero lo que uno no termina de entender es que personas cuyas familias conocen de primera mano lo que significa la emigración no sean partidarias de acoger a las personas inmigrantes y quieren cerrar las puertas a quienes consideran que vienen a quitarles algo.
Pepe 15/09/2015
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