Muere una mujer enferma terminal al caer al vacío y su marido intenta suicidarse en Bilbao
Yolanda, Yoli, como la conocían en el barrio, de 50 años, sufría una grave enfermedad desde hace tiempo. La mujer había pasado por numerosas operaciones debido a un cáncer de garganta, según reveló a sus conocidos. Como secuela, llevaba una cánula en el cuello que nunca ocultó. Pese a que, al parecer, se encontraba en una fase avanzada, ya que el mal se le había extendido, trataba de mantener una vida aparentemente normal.
La noche anterior al suceso había estado con su marido, Miguel, de 55 años, y unos amigos cenando en un bar que solían frecuentar muy cerca de su domicilio, en la calle Gárate del barrio bilbaíno de Otxarkoaga. Desde que se construyeron estos bloques nuevos, hace unos trece años, en la parte alta del barrio, lindando con Txurdinaga, la pareja, a la que todos recuerdan como bien avenida, vivía con sus dos hijas en el número 25.
«Pese a todo,Yoli era una mujer con ganas de vivir»
Yoli llevaba orgullosa a su nieto a la ikastola, iba a comprar el pan a diario, alternaba con la cuadrilla y con su marido, participaba en alubiadas y otros actos sociales en el barrio. Aunque sólo ella supiera el infierno que estaba pasando, sacaba fuerzas de flaqueza. «Pese a todo, era una mujer con ganas de vivir», dice convencida una vecina del bloque de Gárate en el que vivían. Eran «una pareja normal», coinciden, «siempre se les ha visto juntos por el barrio». Su marido, Miguel, «sonriente y amable», «es de los que siempre saludan».
Consternados, los vecinos del matrimonio atribuían lo sucedido a la larga enfermedad que padecía la mujer. «Estaba ya muy malita la pobre». La panadera a la que Yoli compraba la barra no la vio ayer. La última vez que coincidió con ella fue el pasado viernes y no notó en ella nada diferente a otros días.
El vecino del piso de abajo, que regresaba ayer del partido del Athletic cuando se enteró de lo sucedido, se mostró «muy afectado». «Son los dos muy majos», lamentaba. Las sirenas de ambulancias y la presencia de Policía y periodistas alteraron la soleada mañana, que se llenó de nubarrones en el hogar de una familia tocada por la desgracia.
Por causas que investiga la Ertzaintza, ayer a mediodía la tensión acumulada durante tanto tiempo por la crueldad de la enfermedad estalló. Según la primera hipótesis que barajan los investigadores, la mujer se precipitó al vacío desde el tercer piso -trata de aclararse si lo hizo sola o con la ayuda del hombre- y fue a parar a un talud situado bajo la vivienda. Murió en el acto. En la casa estaban también su esposo y una de sus hijas, la pequeña. La mayor se había ido con su hijo, nieto de la pareja, a pasar el día en la nieve.
Gritos desgarradores
Las primeras llamadas recibidas por el 112, sobre las doce menos veinte del mediodía, apuntaban a que una mujer yacía muerta en la vía pública, en una especie de jardín, bajo su ventana. Los primeros ertzainas que llegaron al lugar escucharon los gritos desgarradores de la hija menor desde la escalera. Según ha podido saber este periódico, la principal testigo de los hechos indicó a los policías que su padre se había clavado un cuchillo y se encontraba en la habitación.
Los agentes encontraron al hombre con el arma blanca hundida en el abdomen, pero aún con vida. De inmediato, fue trasladado en una ambulancia hasta el hospital de Basurto, donde ayer permanecía en la Unidad de Urgencias. Según informaron desde el centro hospitalario, el paciente fue intervenido de dos heridas de arma blanca, una en el hemitórax y otra en el abdomen, que obligó a los médicos a practicarle una resección del colon. Tras la operación, el hombre quedó ingresado en la Unidad de Reanimación con pronóstico grave. Se encontraba intubado e inconsciente. Una patrulla de la Policía autonómica custodiaba la puerta de la habitación. Su declaración cuando se recupere resultará determinante para la investigación, que apunta hacia el móvil suicida.
El cuerpo será sometido a una autopsia.
El cuerpo será sometido a una autopsia. / L. C.
Investigadores de la Ertzaintza continuaban ayer tomando declaración a vecinos y familiares del matrimonio para intentar aclarar lo sucedido. Agentes de la Policía Científica recogieron evidencias en el domicilio con el mismo objetivo. El Departamento de Seguridad confirmó que no constaba ningún tipo de antecedente por violencia de género entre la pareja, ya que no figuraban denuncias ni órdenes de alejamiento.
En torno a las 15.00 horas, la comitiva judicial desplazada hasta el barrio de Otxarkoaga ordenó el levantamiento del cadáver. Fue trasladado al Instituto de Medicina Legal del Palacio de Justicia de Bilbao donde los forenses le practicarán la autopsia, que aportará más datos al caso.
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