Del mundo industrial a la realidad social
AITOR IPIÑA CAMBIÓ, POR LA CRISIS, LA GERENCIA DE UNA EMPRESA POR BIZITEGI, UNA ASOCIACIÓN QUE TRABAJA POR LA INCLUSIÓN
LA crisis me sacó del mundo industrial y me acrecentó las ganas de acercarme al mundo social”. Así justifica Aitor Ipiña el giro profesional que dio a su vida en 2014 al aceptar la gerencia de Bizitegi, una asociación que trabaja “para la rehabilitación e incorporación de personas en situación de exclusión social”. El cambio de Aitor no supuso ningún problema en su trayectoria vital ya que, a pesar de haber desarrollado toda su carrera laboral en empresas privadas de prestigio, siempre se ha considerado “cercano a la realidad social”.
Además, en casa ha tenido a su lado a una persona, su mujer, “que lleva trabajando toda su vida en el sector social y que incluso en época de bonanza me recordaba que había otra gente que estaba en otra situación”, recuerda. Si a eso unimos sus antecedentes como voluntario en Cáritas en su Portugalete natal, es fácil comprender su decisión.
“Bizitegi me permite desarrollar la parte profesional de la gestión y conjugarla con la vocación de hacer un trabajo social”
Tras algo más de dos años y medio en el cargo, no se arrepiente. Al contrario, considera que la experiencia está siendo “muy positiva y además tiene la gratificación añadida de que los resultados de la gestión repercuten directamente en las personas con las que convives”. Bizitegi, que cumplió el año pasado, su 35 aniversario, atiende a medio millar de personas vinculadas fundamentalmente con la drogadicción, la salud mental y con las que no tienen hogar.
A pesar de que la incorporación de Aitor a Bizitegi es reciente, conoce muy bien su historia y la razón de ser de esta asociación. “Surgió alrededor de la fraternidad de Capuchinos para atender la problemática que existía en Otxarkoaga en los años 80 en relación con la drogodependencia”, explica. Según relata Aitor, comenzaron a crear el primer Bizitegi, “un lugar de vida”, en el mismo barrio, que no era otra cosa que un piso “en el que vivía gente con diferentes problemáticas”. Poco a poco, la actividad y las necesidades fueron aumentando hasta llegar a crear un red de bizitegis compuesta por 18 pisos, todos ellos en Otxarkoaga. Años después, los capuchinos abrieron un centro de día en Rekalde. Pero llegó un momento en el que “el proyecto, que nació desde la lógica del voluntariado y la solidaridad, comenzó a profesionalizarse, a la vez que las administraciones públicas iban avanzando y creando servicios sociales en este sentido”, aclara Aitor. Ese camino que inició Bizitegi en 1980 no ha perdido la esencia, pero sí se ha transformado. “En estos momentos”, según explica su gerente, “tenemos tres ramas de actuación claras porque las problemáticas han ido cambiando”. Una de ellas sigue vinculada con las drogodependencias. Para atender a las personas con este problema disponen de dos centros de día, uno en Rekalde y otro en Uribarri, así como cuatro pisos. Otra de las ramas es un programa sociosanitario de exclusión social y enfermedad mental. Para desarrollarlo tienen una “minirresidencia” en Otxarkoaga con capacidad para siete personas, tres centros de día y catorce pisos concertados. Y el último eje de actuación está relacionado con las personas sin hogar. Sobre este apartado Aitor recuerda con orgullo que “Bizitegi puso en marcha el primer equipo de educadores de calle en Bilbao, que hoy en día son servicios municipales”. Eso les ha servido para que la administración confíe en ellos para gestionar, por ejemplo, “el albergue de Uribitarte, el equipo de educadores de calle y el apoyo educativo del albergue de Elejabarri”. También tienen tres pisos para personas sin hogar. Precisamente, sobre esta problemática, Bizitegi montó en enero una exposición fotográfica en el metro con la colaboración de Txema Serrano. Aitor está satisfecho de la campaña porque cree que “ha tenido bastante impacto en la ciudadanía”.
SOCIAL “Con la exposición”, dice Aitor, “queríamos que se viese que hay un mundo en el que hay personas en situación complicada y que la sociedad debe articular mecanismos de apoyo a esas personas”. Aitor no necesita mucha concienciación porque siempre ha tenido vocación solidaria. “Cuando me dejaban mis compromisos profesionales realizaba labores de voluntariado”, señala. Así que cuando vio la oportunidad de dar el cambio no lo dudó. “Surgió la oportunidad de Bizitegi y me vine”, cuenta, “porque me ha permitido desarrollar la parte profesional de la gestión, ya que hay un equipo de noventa personas, y conjugarlo con una vocación y unas ganas de hacer un trabajo más social”. Antes de Bizitegi estuvo un año en Alboan, la organización de cooperación al desarrollo de los Jesuitas. Ese fue el inicio de un camino que, por lo que se ve, no tiene retorno.
La razón de existir de esta asociación y otras de sus características, no es sino la respuesta a una situación creada…
Es decir surgen por la necesidad de atender las graves consecuencias derivadas de políticas sociales que marginan y excluyen a amplios sectores de la sociedad, o mas bien a aquellos que previamente han sido ya catalogados estadísticamente como «prescindibles».
Asi las cosas deberíamos ver primero cuales son las causas, para luego entender que las consecuencias están perfectamente diseñadas, tanto en la forma como en su contenido, dando lugar a que se «cree la necesidad de asistencia» y es ahí donde encajan estas organizaciones, que parecen tener un carácter altruista, cuando en realidad forman parte del problema.
Quien hay detrás de estas organizaciones, son los responsables directos de las «causas» y por tanto quienes montan soluciones a medida para paliar las consecuencias…
La manipulación y el control social que se ejercen, a través de la aparente voluntariedad y el buenismo hipocrita y cinico con el que se manejan a diario, es el modus operandi de instituciones que existen con el unico fin de mantener esclavizados en la pobreza, la incultura, los dogmas religiosos y las dependencias, a los sectores sociales considerados poco productivos o proclives a la desobediencia y el conflicto social…
Que organizaciones amparadas en el seno de la iglesia católica, sean los encargados de aparecer como servidores voluntarios para atender las miserias humanas que esta misma iglesia propicia y propaga por todo el planeta, no deja de ser una acto de cinismo e hipocresía sin parangón en la historia de la humanidad.
La sola existencia de un entramado teológico, económico, político, militar y mafioso, con sede central en el Vaticano, presidido alternativamente por individuos que se autodenominan voceros de dios en la tierra, es en si mismo una aberración de tal magnitud, que cualquier derivado de su seno esta absolutamente desprestigiado y desacreditado, para ejercer como servidosr social, o en el mejor de los casos como ejemplo de solidaridad para con los desfavorecidos…
Siendo que estos últimos no son sino la punta del iceberg del verdadero drama existencial de la especie humana, que no es otro que la desinformación de quienes son los responsables de cualesquiera que sean los males que aquejan a las personas en este mundo.
Una vez mas sin acritud… pero con la esperanza de que al menos las personas empocen por hacerse pregunta por muy incomodas que sean las respuestas.