Geografía de las bandas de Bilbao
El delito en Bilbao tiene un árbol genealógico. Desde ‘los Santa Coloma’, la banda más antigua que apenas sobrevive tras quince años de actividad, hasta ‘los Pichis’, que aterrorizan todos los días la zona de Ollerías, las bandas han proliferado o han conseguido mantenerse en el tiempo. La geografía criminal de la capital vizcaína irradia desde el barrio de Santutxu hasta la frontera con Cantabria o Burgos y repite algunas pautas de forma inexorable. Son grupos que comenzaron con pequeños hurtos cuando eran menores, en algunos casos ligados a clanes gitanos, para después especializarse en robos de todo tipo.
Los expertos de la Ertzaintza que han seguido su evolución les conocen perfectamente ya que llevan años persiguiéndoles. Algunos de los agentes, en declaraciones a EL CORREO, reflejan perfectamente la evolución de estas pandillas. «Son grupos que dieron sus primeros ‘palos’ cuando eran menores de edad. Es decir, eran inimputables y no se podía hace nada contra ellos desde el punto de vista penal. Además, pertenecían a familias desestructuradas. Con algunas excepciones, era evidente que iban a acabar muy mal», se lamenta uno de los policías vascos.
Los agentes no dudan al hacer un recorrido histórico sobre esta delincuencia bilbaína, protagonizada siempre por nombre propios. Esta es la historia de estos grupos:
‘La Mina city’ (L.M.C.) es un grupo de menores asentados en las proximidades de Otxarkoaga. Hasta ahora, a esta banda se le imputa el asalto a una lonja de menores de Santutxu, en la que robaron una ‘playstation’ y botellines de cerveza, tras haber retenido a punta de navaja a varios menores en el interior del local. La Policía municipal detuvo a tres jóvenes por estos hechos, a los que les incautó un machete y el material robado. En el exterior de la lonja que asaltaron pintaron con aerosol sus iniciales: ‘L.M.C.’
La Ertzaintza tiene localizado un segundo grupo con características similares, aunque sin un nombre que les identifique, en la zona de la Plaza de Indautxu y Zubiarte. «Estos grupos no tienen nada que ver con ‘Los Pichis’ o ‘los Santa Coloma’. Son grupos de amigos que coinciden en el parque o en los colegios y cometen delitos menores. Sabemos que son pequeños consumidores de ‘hachís’ o ‘marihuana’ pero no tienen nada que ver con una banda. No hay un cabecilla ni una organización», explica un agente. El policía vasco cree que hay un factor que les diferencia de las bandas clásicas. «No son chavales que proceden de familias desestructuradas sino todo lo contrario. En algún caso hemos cogido con ‘porros’ a alguno de ellos y lo hemos llevado a casa para que sus padres sepan lo que estaba pasando. Los progenitores nos lo han agradecido y han confesado que son jóvenes problemáticos con los que no hacen carrera», explica un ertzaina
‘L.M.C.’ y sus afines tienen además una característica especial. En Bizkaia, las bandas de latinos como Los Ñetas o lo Latin King no han conseguido asentarse, aunque en su momento sí que se localizaron embriones de estos colectivos. Estas cuadrillas inlcuyen entre sus miembros a jóvenes procedentes del Magreb, latinos y nacionales. «Hay una normalidad absoluta en estos grupos a la hora de que se integren chavales de distinta procedencia. La impermeabilidad entre nacionalidades que existe en otros colectivos aquí desaparece», explica el ertzaina.
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