Plata para el ‘Gasol’ de Txurdinaga
Aguantar media hora ante Estados Unidos, historia viva del basket en silla, no hace sino ampliar la ley de la plata que se colgó España en el torneo paralímpico. Había un resquicio para la esperanza. Se lo habían ganado a pulso Asier García, los hermanos Zarzuela y compañía. ¿Por qué no soñar con un futuro dorado cuando habían pasado por la piedra a los campeones en vigor de Europa, del Mundo y de los Juegos? Les quedaba la carta de las barras y estrellas para completar el póquer, pero no les entró la jugada en la mano final.
Y no fue por mucho pese a lo que pueda proponer el 52-68 final, que dicho sea de paso ha sido el menor de los botines del combinado estadounidense en su inmaculado paso por Río. España arrancó en modo dominio el primer cuarto gracias a las asistencias del bilbaíno Asier García, héroe nacional ya en la modalidad, y la ejecución de Ale Zarzuela. Sólo un par de desajustes permitieron que el USA Team cerrara el parcial a su favor (8-12). Con un fondo de banquillo absolutamente superior -las rotaciones de hasta cuatro hombres al unísono no mermaban un ápice su potencia defensiva y anotadora-, los seis veces campeones paralímpicos para un total de doce presencias en el medallero dieron una vuelta de tuerca atrás y convirtieron la existencia del base de Txurdinaga en un calvario.
Anularle era disparar directamente al corazón de España. Con Matt Scott y Jenifer como perros de presa, Asier García fue físicamente sacado de la pista para que las posesiones españolas nacieran heridas de muerte.
13 asistencia de Asier García
No lograron secar su capacidad de generar juego (acabó con 13 asistencias), pero sí limitaron otra de las armas que mejor blande: el tiro. 1 de 10 en tiros de dos y un triple postrero, kamikaze, transformados demuestran que la estrategia americana fue letalmente acertada.
Aun así, España nunca se rindió. Superó su primera crisis (25-35) con un parcial de 13-6 tras un tiempo muerto reparador. Le sirvió la tacada, como siempre personalizada en los jerezanos Zarzuela, para renovar la confianza, zafarse de los malos pensamientos que habían invitado a pensar que Estados Unidos les había puesto con una rueda en el vacío. Una lástima los dos triples de absoluto mérito yanqui que se comieron al límite del tercer parcial, en el que habían llegado a colocarse a dos puntos (42-44).
Pero se acentuaban los problemas, los peajes que la defensa de Estados Unidos planteaba. Aunque suya fue la primera canasta del acto final (44-47), el ansia adelantó su llegada y España se adentraba en el fango de las imprecisiones y escasa puntería hasta claudicar definitivamente cuando a falta de cinco minutos volvió a verse a diez puntos del oro, que resultó de un precio prohibitivo.
La decepción duró lo que el sudor porque los españoles recuperaron la dimensión real de su gesta en Río, una medalla de plata que les hizo subir al podio con la mayor ovación del torneo y todos los honores.
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