Los últimos belenistas de Bilbao
La escena de unos nietos recorriendo el bosque para acumular el musgo más verde y esponjoso posible en bolsas de plástico parece haberse quedado vieja. Durante los preparativos de la exposición de belenes que comienza hoy y se prolongará durante las Navidades en diferentes museos e iglesias de Bilbao, los artesanos tuvieron que pedir permiso a la Diputación de Bizkaia para recoger las plantas y ramas que luego utilizarían en sus maquetas. De no hacerlo, podrían haber vuelto a casa con una multa importante.
Estos alardes de artesanía son obra de los llamados belenistas, cuya media de edad supera los sesenta años y quienes invierten una pasión irreductible en cada una de sus obras, congregándose en dos colectivos: la asociación Belenista de Bizkaia (con 25 artesanos activos y un centenar de socios) y la de San Justo y Pastor (con 32 y unos 10, respectivamente). Antes había en Bilbao hasta 40 tiendas especializadas, ahora solamente queda una. «A mis nietos les encanta verlos… construirlos es ya otra historia», reconoce Martín Alberdi, que pertenece desde hace 16 años a los de Bizkaia y trabaja de enero a enero en estos proyectos. En su opinión, los belenes son una «muestra del cariño de su autor», independientemente de cada época o moda.
Su compañero José Alonso de Leciñana, conocido como ‘El Muñequero’, por ejemplo, se aleja de las presentaciones ortodoxas. «Su aspiración es que todo se mueva. Llena el belén de motorcitos para que los niños enloquezcan», describe Alberdi. Este cartero jubilado dedica su tiempo a fabricar los mecanismos que surten de vida las maquetas. «Invade la cocina de su casa para idear estos artilugios. Cuando ya no tiene espacio, los trae al local».
Estos belenistas se enorgullecen de contar con «una gran leyenda»: Agustín Benito, perteneciente a esta asociación desde 1960, el mismo invierno en el que se instaló un belén a escala real en la plaza Indautxu. «Ocupaba hasta cincuenta metros cuadrados y las figuras eran como yo de altas. Lo retiraron pronto porque cayó una de sus columnas, que medía once metros de altura», explican.
Ayuda en Otxarkoaga
La otra asociación, la de San Justo y Pastor, utiliza el dinero recaudado en la feria que organiza en el Paseo del Arenal del 2 al 10 de diciembre para ayudar a 464 familias de Otxarkoaga. «Cuando pasas hambre es fácil acabar en la delincuencia», comentan desde el colectivo, que reparte 10 toneladas de frutas y verdura cada tres meses, y 70 toneladas de productos no perecederos al año. Todo donado por el Banco de Alimentos.
La vicepresidenta de la asociación, Mari Sol Ares, se hartó hace dos años de llevar «solo las cuentas». «Me animé a hacer un belén yo misma. Como decía mi tía, si sale con barba San Antonio y si no, ‘La Purísima’ – bromea–. Me lo pasé tan bien que he repetido este año. Es maravilloso».
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