RETRATO DE DIEGO BERGUICES
Del libro «Otxarkoaga retratos» de Mikel Toral, Jesús Maria Paredes y Mikel Alonso
Con la misma palabra que nos encandilaba en bachiller cuando nos contaba la Historia, nos sigue encandilando ahora también. Es una delicia escuchar a este “rojo a mayor gloria de Dios”, como a el le gusta decir, que nació en la calle Fernández del Campo nº 18 de Bilbao, el 20 de noviembre de 1922. Desarrollo buena parte de su acción pastoral en Otxarkoaga donde llegó con el inicio del barrio y se mantuvo hasta el año de su jubilación en 1988.
El junto con otros (Don Javier, D on Gorka, Don Jesús, Don Andrés, y Don Txomin) puso en marcha la Escuela Parroquial de Ocharcoaga en aquellos barracones prefabricados que trajeron de algún lugar de salamanca. En ellos se vistieron los obreros mientras construían uno de aquellos saltos de agua que tanto proliferaron en la España franquista. Aquí fueron utilizados como “templos de sabiduría” , en los que seriamos instruidos utilizando con nosotros los últimos avances de la pedagogía del momento: “la letra con sangre entrar”. Bien cierto es que D. Diego no destacaba por su utilización. No le hacia falta. Le bastaba su presencia. Fueron tiempos difíciles para todos. También para D. Diego que ejercía de párroco en momentos en los que los trabajadores utilizaban las iglesias para sus reuniones clandestinas, pensando que dentro de ellas se podía estar a salvo.
Por aquella casa cural pasó gran cantidad de gente de todo tipo y condición:
- Curas que, por motivos diferentes nunca olvidaremos: José Luis, Andrés, Chucho, Fermín, Tomás… Algunos de ellos llegaron al barrio e seminaristas y se fueron de seglares.
- Seminaristas(o algo así, porque en algunos caso nunca la tuvimos muy claro): Txo, Iñaki, Rafa…
- Otros a los que no vamos a nombras para que el misterio siga existiendo.
Lo cierto es que el carácter de D. Diego, abierto y tolerante, contribuyó de forma decisiva a la educación de los jóvenes de Otxarkoaga durante muchas generaciones. Primero en “los barracones” y después en la EPO, a la que imbuyó de su filosofía que, todavía hoy, se sigue manteniendo
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