“Me da terror pensar en todo el papeleo
En Otxarkoaga, la accesibilidad ha sido un problema con muchas aristas. Barreras arquitectónicas en el propio barrio, desniveles entre plazas y, cómo no, los edificios sin ascensor. En 2008 Surbisa ubicó una oficina en Otxarkoaga para atender desde allí en el mismo centro cívico las dudas de los vecinos y las comunidades. Ahora se mantiene esa atención desde la propia sede de Surbisa. “El objetivo en estos momentos es propiciar que haya más acuerdos de comunidad. Además del tema económico y lo farragoso que pueda ser hay vecinos enemistados que no quieren negociar ningún asunto comunitario”, exponen desde la sociedad.
Para Angelines, una mujer de 74 años, le parece “álgebra” todo lo que hay que rellenar. “Es que solo de pensar que tengo que entender todo el papeleo que hay rellenar para solicitar las subvenciones me da dolor de cabeza”. Todavía se encuentra bien como para subir y bajar escaleras así que no quiere “quebraderos de cabeza”.
En otros casos, como Conchi, “el gasto es importante y yo no tengo recursos suficientes como para hacer frente en estos momentos a una nueva inversión”.
En la otra cara de la moneda de lo que ocurre entre el vecindario de Otxarkoaga se encuentran los que ya se benefician de un ascensor. “Durante muchos años vivía impedido en mi casa porque tengo problemas de cadera y me costaba mucho bajar. Colocar el ascensor fue darnos vida a mí y a mi mujer. Ya falleció pero me alegro de que pudiera disfrutarlo”, señala Antonio.
Y finalmente está también el caso de los vecinos de los bloques de Ugarte y Txotena. Estos tenían ya ascensor pero al final solo llegaba hasta el rellano, así que tampoco tenían sus casas totalmente accesibles. “Nos decidimos y ha sido un acierto, ahora sí podemos disfrutar de una accesibilidad total. Solo nos falta el metro”, señalan.
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