CURAS OBREROS DURANTE LA TRANSICIÓN. DIEGO BERGUICES(1922-2016).”ROJO A MAYOR GLORIA DE DIOS
Esta pag dedicada a la transicion en el Pais Vasco tiene una deuda pendiente con el papel que jugó La Iglesia durante la dictadura y la transición. Hoy simplemente rendimos un homenaje a Diego Berguices,recientemente fallecido, que sin ser extrictamente uno de los llamados curas obreros,fue un cura que trabajó con y para los obreros en el barrio de Otxarkoaga.
Cuando escribimos el libro “Otxarkoaga Retratos” (2009), solo teníamos claro que en
él no podía faltar Don Diego.
Por la breve, pero intensa, historia del barrio obrero de Otxarkoaga había transitado mucho personaje digno de admiración, respeto y reconocimiento. Nosotros relatamos más de 90 y citamos más de 500, pero si tuviésemos que destacar a alguien, este sería Diego Berguices.
Si en el libro hubiese una portada esta sería la foto de D. Diego. Estamos seguros de que concitaría todos los consensos posibles, ideológicos y generacionales.
Su figura merecía esta portada y ahora, ya fallecido merece la portada del barrio. La que para nosotros siempre fue la plaza de “La parada”, desde hace unos años Kepa Enbeita. No creo que al afamado bertsolari le importara ceder el sitio al fundador de la escuela de FP, Centro Formativo Otxarkoaga, (antigua “el taller”, “Escuela de los curas” “EPO”… que con todos estos nombres se conoce en el barrio). Fue su gran obra, la que ha permanecido, la que perdurará. Aunque seguramente su gran obra no es material, es más intangible.
Su gran obra fueron las oportunidades que dio a toda una generación de jóvenes para acceder a una formación vedada por la dictadura a las clases populares. En 1967 en Bilbao solo existía un instituto, el Central. Gracias a su iniciativa, los de Otxar pudimos estudiar bachiller y posteriormente acceder a la universidad o a la FP.
Pasará a la historia por sus aportaciones en el campo educativo, aportaciones que se adelantan varias generaciones a su tiempo: su sabia combinación de la enseñanza intelectual y manual, su filosofía educativa consistente en que hay que adaptarse a las necesidades del alumnado (“a cada pantorrilla su pantalón”), hacernos ver que quien fracasa no es el alumno sino el sistema y, además, demostrarlo consiguiendo que alumnado por el que nadie apuesta salga adelante, consiga titulación y sea capaz de gestionar su propia empresa; por su pionera combinación de la enseñanza reglada y la enseñanza en el tiempo libre. El Goi Zale, el Beti Argi… fueron mucho más que clubs, fueron escuelas de liderazgo para muchos jóvenes de la época. Puso en marcha las colonias de Baquio, primero en un caserío y después en un flamante edificio, construido comunitariamente, conocido todavía hoy como “Otxarkoaga” donde pasamos numerosos veranos, primero como chavales y después como monitores.
Será recordado por su contribución en lo social: a lo largo de su vida, con la complicidad de otros ilustres sacerdotes (Andrés, Gorka,Jesús, Fermin,Txutxo, Txomin…) o de entregados seminaristas (Atano, Rafa,…) tejió una amplia red de compromiso social que según se resquebrajaba la dictadura se transformaba en organizaciones laicas, como las asociaciones vecinales, lideradas por sucesivas generaciones de jóvenes formados en sus entornos parroquiales.
Por supuesto será recordado por sus labores evangelizadoras, pero de esto ya hablaran otros. Nosotros alejados hace tiempo de este campo, sí que queremos resaltar su contribución, o más bien su enseñanza en lo sociopolítico, aunque nos costara un tiempo apreciar y valorar sus posturas.
A partir de 1974, parte de los jóvenes que habíamos madurado en los entornos parroquiales nos comprometimos en la lucha antifranquista y con el adanismo que siempre acompaña a la juventud, entendimos mal sus posiciones.
Diego siempre fue muy discreto y humilde. Nunca nos dijo que tenía dos carreras (Derecho y Teología) ni que había venido a Otxarkoaga desterrado por el Obispo Gurpide, por su compromiso en la zona minera. (Todavía en La Arboleda se le recuerda con cariño por su defensa de los más desfavorecidos).
Tampoco que había dado apoyo a un preso republicano, D. Ángel, al que mandó a Aldeavila para traer los barracones que le había cedido Iberduero, para así redimir la pena de cárcel.
Nunca nadie nos había contado que su padre perdió su empleo y vivienda del Ayuntamiento de Bilbao por ser republicano y él tuvo que estudiar gracias a becas.
Desconocíamos su papel en la cesión de la parroquia durante la huelga de Bandas.
Tampoco sabíamos que “consentía” cuando ocupábamos para actividades antifranquistas, la Iglesia y los barracones, cuando la escuela pasó a su actual ubicación.
El siempre entendió que éramos jóvenes e impacientes, que queríamos acabar cuanto antes con las injusticias que latían en el barrio obrero de Otxarkoaga.
Lo que no entendimos nosotros, ahora sí, es que hay tareas que hay que hacerlas calladamente y que necesitan tiempo y paciencia, no gestos heroicos fácilmente acallables.
Nunca estuvo detrás de una pancarta ni llevando una bandera. Ni en los tiempos en los que era moda y “daba puntos”. Su idea de servicio era otra: había que solucionar los problemas más acuciantes de la gente más cercana (y vulnerable) no de la humanidad. Eso le pillaba lejos.
En palabras de Txomin Bereciartúa (otro de los iniciadores) “no era de manga ancha. Era de manga comprensiva. Él entendía a las personas”.
Desde esta perspectiva entendemos mejor su frase “Soy rojo a mayor gloria de Dios”
Seguramente ha habido otros sacerdotes de estas épocas que hayan merecido el reconocimiento de sus parroquianos, pero permítannos la comparación. La labor de D. Diego nada tiene que envidiar a la del fundador de las cooperativas de Mondragón (Arizmendiarrieta).
Diego se merece el reconocimiento de sus convecinos, creyentes o no.
Seguramente él no lo hubiera querido, pero nosotros sí, porque es parte de nuestra historia, la plaza de La Parada de Otxarkoaga debería llevar su nombre.
MIKEL TORAL/JESUSMARIA PAREDES
Sin lugar a dudas una bellísima persona. Totalmente de acuerdo en que la Plaza de La Parada lleve su nombre en reconocimiento de su magnífica labor en el barrio.
Yo también estoy de acuerdo ,Don Diego aportó mucho a otxarkoaga ,que mejor que él para llevar su nombre la plaza
Excelente persona conprometido con su parroquia.Luchador por la fomacion de los chabales del barrio tuve la suerte de ser uno de sus primeros alumnos