Andoni Gago suda su penitencia ante ‘Lencho’ Parra
Pecó, asumió la penitencia con su propósito de enmienda y desde ayer Andoni Gago ya es un boxeador redimido. Pasó la cita con el tribunal en el Frontón Bizkaia frente a una enciclopedia del boxeo como es el ‘Lencho’ Parra, púgil que camino de los cuarenta trata de ganarse un dinero allá donde le programen. Cuando lo hacen saben que habrá autenticidad, una izquierda que merece un capítulo en un atlas del noble arte y una disponibilidad al agarrón, el golpe que se le cae hacia caderas y zonas nobles y una cabeza revoltosa que dificulta al máximo la maniobrabilidad del oponente. Justo lo que necesitaba ‘El Machito’, dificultad, una velada en la que demostrar que aún tiene cuerda para poner patas arriba un recinto donde pelee.
La decisión favorable al de Otxarkoaga a los puntos (75-77, 75-78 y 74-77) incluso mediando una amonestación al venezolano en el quinto asalto, se antoja generosa. Porque en los ocho rounds se plasmó en la lona el saber por un lado y el querer y no poder en el otro. Esa zurda templada, que salía como un látigo, era el salvoconducto para el de Los Machiques en su idea de relativizar el castigo. La soltaba y Gago frenaba en seco. Hay barreras en las autopistas menos efectivas que esa mano seca, silbante, que obliga al prójimo a pensar el daño que puede causar.
Gago, fiel a su estilo y valentía, funcionó como un autómata, paso adelante, decisión y punteo. Algo lento como peaje al peso pactado, el bilbaíno tuvo demasiado tiempo grapado el brazo derecho en su refugio de la guardia. Conservador. Garantizaba no cobrar en esa ventanilla pero sus buenos movimientos e inicitiva carecían de la mano que debe doblar para rematar la faena y causar estragos.
Golpes bajos
El cuarto asalto incluyó sus mejores momentos. Izquierda y paso adelante. A veces ambos gestos a la vez. Parra lo leyó perfectamente y en adelante varió su singladura hacia un puerto más abrigado. Entre la amonestación, un par de golpes bajos -también recibió uno- y el marcaje del árbitro definió una estrategia estéticamente bella y eficaz en la puntuación. Sobre el papel. Pegaba y salía, paseaba su zurda y daba espacio. Gago le quería encerrar. En vano. Además, sonaba con más estruendo cuando el venezolano daba en la diana que cuando lo hacía el de Otxarkoaga, conla pólvora para el tiro de gracia algo húmeda.
Veredicto unánime, público feliz y Andoni Gago recuperado para la causa. Será programado de nuevo el 11 de marzo en una velada que incluirá el regreso de Kerman Lejarraga, al que espera el argentino Ricardo Villalba, campeón de los superwelter en la versión latina de la WBO.
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