Huertos para educar en Otxarkoaga
José Ramón comparaba un par de hojas con gesto preocupado: «En cuatro días se las han comido los bichos». A pesar del frío no ha dudado en acercarse este martes al que desde hace poco es su pequeño paraíso. «De chaval vivía en un caserío aquí cerca y teníamos una huerta de 6.000 metros cuadrados». Ahora, a los 72 años, vuelve a trabajar la tierra en los nuevos huertos ecológicos de Otxarkoaga adjudicados por el Ayuntamiento de Bilbao el pasado mes de julio.
El terreno habilitado detrás del Centro de Formación Profesional está dividido en 56 parcelas de cuarenta metros cuadrados. Las concesiones se decidieron en un sorteo al que se presentaron casi doscientas solicitudes. Entre los agraciados hay vecinos del barrio, parados de larga duración, personas con discapacidad y ONGs. Todos ellos llevan meses disfrutando de la experiencia.
«Voy a plantar berzas, puerros, lechuga y escarola. Y más adelante cebolletas», enumera Jose Ramón sin ocultar su alegría. Pero para sacar adelante una huerta hacen falta unos conocimientos previos: «Hay que dedicarle tiempo e informarse de los procesos. Primero hay que quitar las piedras y las raíces el terreno». Los adjudicatarios tuvieron la oportunidad de tomar incluso unas clases prácticas antes de ponerse manos a la obra.
Les han venido bien a los miembros de la Asociación Basasagu que todavía no tenían muy claro qué plantar. «Trabajamos con jóvenes. Al ver la oferta, decidimos juntarnos varias asociaciones para solicitar un terreno», explica su coordinador, Álvaro Pérez. Las parcelas tienen una concesión gratuita de dos años, con una posible ampliación a un tercero.
«Los productos que se obtengan serán para consumo propio», ha explicado el teniente alcalde Alfonso Gil, de visita en Otxarkoaga. En el terreno se han habilitado también tres casetas: dos como vestuarios y otra como almacén de herramientas, además de unos baños.
«Es un proyecto clave y está claro que debemos seguir por este camino», ha puesto en valor Gil. En los años 70 y 80, las faldas de los montes de Bilbao estaban llenas de huertas. Esta de Otxarkoaga, más moderna, cuenta también con una charca para especies acuáticas y un hotel para insectos. «La idea es que sirva para educar y concienciar sobre la importancia del medio ambiente».
Muchos son los niños que no saben de dónde vienen los alimentos que consumen. «El proyecto de los huertos urbanos, presente también en Recalde, se ampliará el año que viene a Artxanda, con 90 parcelas», ha adelantado el teniente alcalde. «Queremos que estos huertos sean espacios en los que aitites y niños puedan intercambiar conocimientos».
En Otxarkoaga, José Ramón ya ha visto a algunos niños colaborando en el huerto. «Hay que transmitirles el gusto», respalda. Él cuidará de la huerta con la ayuda de su hijo: «Ver crecer los alimentos es la mayor satisfacción. Nos encanta».
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